La devastación que dejó el huracán Melissa empujó a Estados Unidos y a organismos internacionales a movilizar ayuda para el Caribe, aunque con una omisión notoria: Cuba.

El nombre de la isla comunista no aparece en los anuncios iniciales y eso no deja de llamar la atención; especialmente después del encontronazo diplomático que en la ONU tuvo la isla con los Estados Unidos.
Reuters reportó que Washington activó asistencia de emergencia para Jamaica y Haití, en coordinación con agencias de respuesta y ONG desplegadas en terreno tras el paso del ciclón. El Departamento de Estado confirmó que la USAID está evaluando daños en Haití y coordinando apoyo logístico en Jamaica, pero “no se mencionó a Cuba” en la nota de prensa.
Esa diferencia de trato no es nueva. El embargo y la falta de mecanismos operativos bilaterales han limitado históricamente la entrada directa de ayuda estadounidense a la isla, que suele canalizarse a través de organizaciones con presencia local o de países aliados.
La Embajada de Estados Unidos en La Habana emitió una alerta meteorológica formal el 29 de octubre con recomendaciones básicas de seguridad, pero sin anunciar asistencia concreta.
Mientras tanto, el gobierno cubano ha señalado en medios estatales que “se aceptará toda ayuda que llegue sin condicionamientos políticos”, sin especificar qué países han ofrecido asistencia ni en qué plazos.
Desde Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó un llamado dirigido a “actores económicos locales” en Cuba para que aporten insumos de emergencia —desde plantas eléctricas hasta materiales de techado— ante una crisis que dejó comunidades incomunicadas, hospitales dañados y extensos cortes eléctricos en el oriente del país, que aun no han sido evaluados del todo. Otros organismos del sistema ONU, como la OCHA y el PMA, están en fase de evaluación de necesidades tanto en Jamaica como en Haití, con la mirada puesta en la inseguridad alimentaria que ya aquejaba a este último antes de la tormenta.
La dimensión comunitaria y migrante completa el cuadro. NBC y estaciones regionales en Estados Unidos recogieron testimonios de familias cubanas que, ante la caída de las comunicaciones, recurrieron a redes sociales, grupos de WhatsApp y radios locales para ubicar a sus seres queridos en Santiago, Holguín y Granma.
La isla, mientras tanto, trata de recomponerse con sus propias fuerzas. Defensa Civil movilizó evacuaciones masivas y brigadas de reparación eléctrica, pero el deterioro previo de la infraestructura complica una recuperación rápida. En un Caribe que intenta reponerse de un evento extremo, Melissa deja al descubierto no solo casas destruidas y puentes caídos, sino relaciones bilaterales rotas en el peor momento para miles de familias.



















