Entrevistan a balseros que naufragaron frente a costas de la Florida

Havana
muy nuboso
30.2 ° C
30.3 °
30.2 °
51 %
2.1kmh
75 %
Mié
30 °
Jue
28 °
Vie
28 °
Sáb
30 °
Dom
30 °

El portal oficialista Cubadebate entrevistó a tres de los balseros cubanos que naufragaron frente a las costas de la Florida el pasado 5 de julio y cuyas imágenes del naufragio se hiciesen virales.

tal vez quieras leer primero: Otro naufragio de balseros cubanos: 9 están desaparecidos

El naufragio ocurrió a tan solo 26 millas de Cayo Hueso, y el hecho se hizo notorio porque estos balseros fueron sorprendidos en alta mar por el fuerte oleaje y los vientos que trajó el huracán (tormenta tropical) Elsa.

De hecho una de las preguntas que rondó «la noticia» fue precisamente esta: ¿cómo pudieron estos balseros a aventurarse a una travesía así, en esas horas, cuando la trayectoria posible del huracán revelaba que atravesaría Cuba, saldría por el norte de La Habana y de ahí recto hacia la Florida?

Esta «siempre» fue la trayectoria pronosticada de Elsa. Los balseros creyeron que la tormenta «no los alcanzaría».

De todo eso y más habló el joven periodista cubano Andy Jorge Blanco en su texto: «Relato de tres balseros».

Según el relato, cuando la embarcación en que viajaban los 22 balseros, que a decir de Yaritza Méndez Ramírez «parecía segura», se volcó ya desde hacía rato se encontraba maltrecha de un lado.

Era lunes, 10:36 pm. Llovía, hacía frío. Soplaban ráfagas de hasta 95 km/h. Justo en ese instante, una enorme ola golpeo la armazón de metal del bote; lo volcó, y los 22 balseros cayeron al agua.

“¡Yaritzaaaa!”, “Marlinnnn…¿¡dónde está Marlin!?”, “Debajo del bote… ¡debajo del bote, coño!”. Algunas respondían. Otras se ahogaban. La rústica embarcación zozobró a 26 millas de Cayo Hueso, Estados Unidos, y nueve cubanos murieron. Solo 13 lograron sobrevivir al naufragio. La tormenta empujaba el bote. Y lo hundía en el mar»,

escribe Andy.

El relato de tres balseros: Yaikel, Yaritza y Marlin

Según cuentan los entrevistados, Yaikel, Yaritza y Marlin, ellos salieron de Cuba el lunes 5 de julio de 2021 a las 10:20 de la mañana. El porqué lo hicieron ese día, con la tormenta pisándole los talones, refleja la temeridad de todos: No pensaron que la tormenta tropical Elsa los alcanzaría.

Cuando salieron -narran- el mar estaba en aparente calma. Había un cielo muy azul. Pero eso era al este de La Habana. Al sur, por debajo de la provincia de Matanzas, se aproximaba Elsa.

Un mal cálculo de la velocidad que podría alcanzar el bote sobre el agua, con la velocidad de traslación de la tormenta, los hizo arriesgarse a abofetear a la muerte.

Creen además ellos, o creyeron, que ese era el momente idóneo para salir, pues sospechaban que todos se quedarían tranquilos; que las Tropas Guardafronteras ni siquiera sospecharían que alguien intentaba salir del país.

Dice Marlin Leliebre Tiezco (34 años) que lo que recuerda del naufragio, más que nada, es que “las olas venían de todas partes”.

«Nosotros supusimos que los guardafronteras no iban a estar tan atentos porque aquí en Cuba todo giraba alrededor de la tormenta. Realmente creímos que nos daría tiempo llegar a Estados Unidos», expresa, y evoca una de sus razones para hacerlo: «Una vez allí yo podría ayudar económicamente a mi mamá que tiene 65 años y aún trabaja».

Y otra más: «Quiero también tener hijos, y en Cuba se me hace muy difícil por la situación económica».

Apunta además Marlin que se encontraba desesperada. La experiencia vivida no le ha quitado los deseos de emigrar a los EE.UU.; pero sí que se los ha quitado de intentarlo de esa manera. De una manera que por poco le acaba con sus dos razones principales; las que tuvo para irse del país. Si hubiese muerto, no hubiese podido ayudar a su madre. No hubiese podido tener hijos.

Revela la joven que contrario a lo que ellos pensaban, sí se encontraron con los Guardafronteras. Estos les alertaron de que regresaran; que desistieran. Ellos no hicieron caso. Entonces les tiraron diez salvavidas. Ellos eran 22, y tan solo habían zarpado con tres.

«(…) en la noche se viró la embarcación y se desató el infierno. Yo quedé debajo del bote y allí permanecí para salvarme entre el agua y el borde del barco porque no sé nadar. Mi novio se sumergió y me ayudó a salir. Hubo una persona que se enredó con una lona azul que llevábamos, y no salió.

Nos subimos encima de la embarcación. Yo tenía uno de los salvavidas que nos dieron los guardafronteras cubanos, y mi pareja se aguantaba con una mano del bote y con la otra me agarraba por el chaleco para que las olas no me llevaran. Estábamos solos, unos al lado del otro y no nos veíamos las caras. La oscuridad era horrible y las olas inmensas venían de todas partes. La lluvia te ardía la cara.

Cuando el barco se empezó a hundir las personas se iban dispersando. ¡Muchos no sabíamos nadar! Miré alrededor mío y no escuchaba una voz. Estábamos solos mi novio, una amistad mía y yo. Creíamos que no había sobrevivido nadie más a aquella tragedia. Por la madrugada, la muchacha empezó a perder la razón, y murió dos horas antes de que el barco de guardacostas norteamericano nos recogiera. Fueron alrededor de 22 horas en el agua, luchando para no morir».

Yaikel Darias Tabares (27 años) dice que vio a varias personas ahogarse.

Yaikel Darias Tabares dice que la mar se puso tan embravecida que hasta el patrón del bote entró en pánico y comenzó a vomitar. Al que lo sustituyó le pasó lo mismo. Entonces él tomó el timón. Cuando la inmensa ola los viró, era él quien tenía en sus manos el destino y la vida de aquellas otras 21 personas.

«Hubo personas que nunca lograron aguantarse, otras perdieron las fuerzas y cuando intentabas sacarlos a flote, te empujaban hacia abajo.

Lo único que veías eran sombras. Así fue toda la noche, intentando salvarnos…

Amaneció y todavía había mucho oleaje. De mi grupo quedábamos seis: tres de ellos después se ahogaron y quedamos una mujer, un muchacho y yo. A nado, llegamos casi a tierra. Nuestra embarcación se viró a unas 70 millas de Cuba, todo lo demás fue nadando y suerte que el ciclón nos empujaba.

Cuando los guardacostas americanos llegaron hasta donde estábamos, algunos teníamos hipotermia. Me subieron al barco de ellos y no podía caminar ni moverme, por eso me cargaron. Ya no podía hacer nada. Es como si en ese momento yo me hubiese paralizado».

Yaritza Méndez Ramírez (34 años) vio morir a su hermano a su lado; casi que en sus brazos. De frío.

«Estuvimos la noche entera tratando de sobrevivir», revela esta mujer que cargará para siempre con el recuerdo de aquellas horas que mediaron entre el vuelque de la embarcación -10 y media de la noche- y el rescate -aproximadamente a las 2:00 pm de la tarde del otro día.

Dice que la embarcación era hecha de una pipa, con unos tanques por los lados. Rústica. Tenía unos siete metros de largo.

«Llevábamos agua, comida, medicina, de todo llevábamos. Yo iba con mi hermano».

«Cuando comenzó la odisea, nos quedamos a la deriva sin nada de qué aguantarnos. Éramos cinco con dos salvavidas. Estuvimos la noche entera tratando de sobrevivir. Yo no me quité el chaleco en ningún momento, pero mi hermano no tenía y se sostenía de mí. Él estaba muy débil y con mucho frío. No pasaron 20 minutos y me dijo que ya él no resistía más… Le dio una hipotermia. Lo mató el frío. Mi hermano falleció en mis brazos.

Yo había escuchado otras historias, tragedias en el mar, pero en ese momento uno no piensa en eso, sino que pone la mente positiva y cree que sucederá lo contrario. Ahora quiero abrazar a mis hijos…»

Su hermano era tres años mayor que ella. Vivía a su lado, en una casa contigua, en Guanabacoa.

“Tengo un varón de seis y una hembra de 14 años. Yo solo pensaba en ellos, que quería volver a verlos, por eso no me di por vencida”,

revela con el llanto atorado en su garganta.

“Esto sucedió de momento, pensamos que nos saldría bien y sería más rápido».

¿Quieres reportar algo?

Envía tu información a: [email protected]

Lo más leído

Quizás te interese

Envíos a CUBA desde → $1.89 x LBENVÍA AQUÍ
+