Pocos conocen la historia del que se considera el más joven asesino serial en los Estados Unidos, y quizás menos aún desconocen que Argentina tuvo su propio Hannibal Lécter.
Sí, al menos así llamó la prensa a Raúl Prudencio Piñel, un asesino que se comió en un guiso el corazón de su padre en el año 2008.
Fue un crimen escalofriante. Prudencio no solo se comió el corazón, sino también otras partes del cuerpo, como los riñones. La policía fue a la casa y descubrió la dantesca escena. Prudencio al verlos les dijo:
“Ahora a mi papá lo llevo bien adentro”.
Nunca se supo bien qué fue lo que sucedió. Es decir, cómo el Hannibal Lécter argentino llegó a matar a su padre. Eso sí, el asesino primero lo degolló, dijo la policía, y luego los descuartizó en pedazos, y separó el corazón y los riñones.
El más joven asesino serial en EEUU
Craig Price está considerado el más joven asesino serial en la historia de los EE.UU. Price tenía solo 13 años de edad cuando cometió su primer asesinato, en 1987.
Su primera víctima fue Rebecca Spencer, de 27 años, una vecina suya, y de ese crimen habría escapado ileso hasta que, dos años después, asesinó a otras tres vecinas: a una madre y sus dos hijas.
Los asesinatos fueron brutales. Ambos ejecutados con saña y mediante un cuchillo.
La policía, sin pistas, tuvo la suerte de que dos investigadores se encontraran en la calle con Price, que ya para entonces tenía 15 años, con la mano vendada. Una pregunta y una respuesta del joven asesino serial que era una mentira, lo llevó de cabeza a levantar sospechas primero y a terminar de cabeza en un polígrafo, que falló, días después, hasta que confesó sus crímenes.
Las historias violentas de este tipo se suceden a diario en el mundo. Recientemente se supo del caso de una mujer de 31 años que fue acusada de matar a su hijastro de tres años metiéndole cuatro toallitas de bebe en la garganta.
Sucedió hace apenas una semana su detención. La mujer, residente de Pensilvania, fue detenida por la policía estatal la noche del pasado 28 de mayo. La criminal dijo que fue porque el bebé «no almorzó ni cenó durante el día.»
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