Nadie se dio cuenta, tal era la emoción de esa FINAL de la Copa del Mundo entre Francia y Argentina.
Lo de FINAL, en mayúsculas, no es gratuito. Esta de ayer ha sido, según muchos entendidos y gente con mucha memoria futbolística, la final más disputada de la historia.
Sin embargo, finalizado el partido comenzó a correrse «la bola». El 3er gol de Argentina pudo – y debió, según el reglamento – ser invalidado. Y no por el presunto «fuera de juego» de Lautaro Martínez.
Por cierto, dicen que el asistente de línea hizo «amago» de levantar el banderín – o lo levantó y lo bajó – pero la anulación del gol de Argentina, su 3ro del Mundial y 7mo en el Mundial para Lionel Messi, no tuvo que ver con ese presunto off side de Lautaro, sino con un descuido culpa de la pasión de los argentinos.
Y es que según quedó revelado luego, en el momento exacto en que Lautaro disparó a boca de jarro contra Lloris, el portero de Francia, y la bola se escapaba hacia detrás y Lionel Messi se aprestaba a meterla dentro, al menos un jugador de Argentina, un duodécimo, entró en la cancha.
Según el reglamento, entonces, el segundo gol de Lionel Messi para Argentina debería haber sido ANULADO.
Así lo afirman los fanáticos que valiéndose de la técnica conocida como «el ojo del águila», la misma que validó el 2do gol de Japón contra España – ¡por Dios! que ese balón estaba fuera el 99,99% de su cuerpo – detectaron esta violación de la regla.
En una instantánea publicada en Twitter, se podía ver a dos suplentes de Argentina en el campo mientras Messi disparaba a puerta. Uno de los dos estaba completamente dentro. El otro parece que está dentro, aunque según el reglamento, da igual si hay 12 o 13 hombres (de un mismo equipo) dentro. Permitidos están solo 11.
Muchos «anti Messi» o «anti Argentina», o simplemente gente que le iba a Francia o gente que pasa por la vida pretendiendo ser justos en todo dijeron que en buena lid el gol debió ser invalidado.
¿Pudo haber sido así? Sí y no.
Sí, porque el reglamento lo prohíbe. No, porque la «entrada» de ese otro jugador – o esos otros dos jugadores – en nada incidió en la jugada. Es una ley «de escrito», no es como el offside, u otras que sí inciden directamente en la jugada.
Al final no se anuló. Ni en ese momento ni después. ¡Muchísimo menos después!
Así y todo se hizo una votación, entre la gente, para saber qué opinaban. Y este fue el resultado:
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