Díaz-Canel, otro gobernante más que baila para simpatizar

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Recientemente las redes sociales difundieron un video de un buen tiempo atrás donde el presidente ruso Vladímir Putin interpreta una canción al estilo crooner, como Frank Sinatra o Paul Anka ante un entusiasmado público lleno de estrellas de Hollywood y del cine europeo. Hugo Chávez y Evo Morales aparecieron numerosas veces bailando junto a sus gobernados. Muchos deben recordar a Bill Clinton tocando saxofón. Otros deben haber visto al sanguinario dictador de Uganda Idi Amín Dada bailando danzas tradicionales, a la par que inundaba en sangre y hambre su nación.

En la Cuba antes de 1959 era muy común acompañar con congas y rumbas las campañas políticas de senadores, representantes, alcaldes y presidentes, para atraer a las masas populares que gustan de arrollar y disfrutar la música. El baile y la música son recursos muy manidos por la propaganda para “relajar” la imagen de las figuras de poder, y a pesar de lo recurrente siguen funcionando a la hora de buscar simpatías y acortar distancias entre los políticos y sus gobernados.

Fidel Castro no bailaba, pero sí jugaba béisbol y baloncesto en sus primeros años en el poder, y en sus épocas postreras jugó con Chávez pelota en un tope entre novenas veteranas de Cuba y Venezuela, recordado sobre todo por la “broma” fraudulenta de disfrazar como ancianos a peloteros de la isla en pleno vigor. El deporte también es un nexo empático con el pueblo. Fidel Castro igual gustaba de ponerse sombreros de campesinos cuando los visitaba en los cortes de caña, y de que los niños le pusieran pañoletas de pionero al cuello.

Ahora es Miguel Díaz-Canel quien baila o al menos intenta bailar, luego que hace un tiempo acudiera a un “trabajo voluntario” con su gabinete, vestido con uno de sus característicos pulóveres marca Puma y diseño de la bandera cubana. Antes aun había posteado en redes un breve video con su esposa, Lis Cuesta, marcando con sus manos la clave cubana. A finales del pasado año, alrededor del 15N se sentó en el piso con los miembros del movimiento pro gubernamental auto titulado Pañuelos Rojos. Todo por “lavar” su imagen dejada por él durante 11J cuando dio la orden de reprimir a los manifestantes que llenaron las calles de numerosas ciudades cubanas.

“Al pie de una ceiba y muy cerca del mar, el presidente Díaz-Canel disfrutó y bailó un guaguancó: ʽvamos a resistir, sobrevivir y vencerʼ”. Con este texto la página de Facebook de la Presidencia de Cuba encabezó un video de Díaz-Canel intentando bailar el tradicional baile cubano en el municipio de Regla, durante una visita que hiciera ayer a este territorio habanero, considerado “vulnerable” por las autoridades cubanas, que luego del 11J buscaron salir de sus autos y oficinas para entenderse más de cerca con el pueblo. En el video se le ve dando unos pasos fragmentados al ritmo de un guaguancó que le canta una agrupación local de humilde apariencia. Corrige los pasos varias veces hasta que levemente logra sincronizarse. Quizás es la primera vez que hace esto, o lo hace mucho tiempo.

Quizás en sus antiguas épocas de primer secretario de la UJC y luego del Partido Comunista en Villa Clara, fuera alguna vez al barrio de El Condado y quizás, quizás, quizás, también echara algunos pasillos de rumba, conga o guaguancó. Solo quizás… La falta de “práctica” es evidente.

“Qué alegría volver a Regla y comprobar cuánto de bueno y esperanzador allí se hace. Gracias a su pueblo por el cariño de siempre. Su entusiasmo y deseos de salir adelante renuevan nuestro compromiso con la Revolución que fundaron Fidel y Raúl”, publicó la cuenta de Twitter del gobernante, reseñando lo que sería lo más significativo de su paseo por un lugar donde en 2019 fue abucheado, sin poder siquiera bajarse del auto, cuando acudiera a las zonas afectadas por el tornado que castigó significativas zonas de La Habana.

Este “baño de pueblo” y guaguancó ya genera múltiples quejas y los memes no demorarán. Pues Díaz-Canel no es un presidente precisamente muy querido ni respetado por una parte del pueblo cubano. Carece de la mística de Fidel Castro y no se puede anotar ningún triunfo significativo durante su accidentado mandato, durante el cual han cabalgado como nunca sobre la isla los cuatro jinetes del apocalipsis. Enfermedad, Carestía, Muerte, y la Guerra “pica cerca” luego de que se alienara a favor de la Rusia invasora que acribilla a Ucrania de bombas sin reparar en que sus objetivos sean civiles o militares.

Díaz-Canel es el enésimo mandatario que baila, buscando las simpatías que un acto tan popular (en verdad, populista) pueda atraerle. Desde su rostro inexpresivo busca vender una imagen encantadora para la que no parece estar hecho. 

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