Díaz-Canel asegura en la ONU que la infraestructura eléctrica de Cuba está «fortalecida», pero la realidad lo desmiente

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El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, participó en el Foro de Inversiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma, Italia, con una intervención vía remota, desde Cuba, el pasado 15 de octubre de 2024. En su declaración, el mandatario cubano afirmó que la infraestructura eléctrica de Cuba está «fortalecida»; una afirmación que ha generado una profunda indignación entre los cubanos, que enfrentan apagones diarios, largas horas sin electricidad y una crisis energética que parece no tener fin.

Mientras Díaz-Canel intenta proyectar una imagen optimista en foros internacionales mintiendo descararadamente, la realidad dentro de la isla es bien distinta: un sistema eléctrico colapsado y una población exhausta ante la falta de soluciones.

En su discurso ante la FAO, Díaz-Canel aseguró que “las infraestructuras eléctricas, industriales, productivas e hidráulicas del país están en franco proceso de fortalecimiento”; declaraciones que no solo contrastan con la situación actual, sino que, para muchos cubanos, resultan insultantes. En las calles de la isla, el panorama es desesperante: apagones diarios, fallos en las termoeléctricas y una generación eléctrica que apenas cubre la mitad de la demanda nacional y hasta el «periodista especializado en apagones», Bernardo Espinosa, hace malabares frente a las cámaras para evitar el cansancio y lo repetitivo del tema, denominándolo «situación compleja».

La desconexión entre lo que Díaz-Canel dijo en su intervención y lo que los cubanos viven día a día ha exacerbado el malestar social.

Tan solo en La Habana, ayer, la Empresa Eléctrica informó que los apagones se incrementarían debido a un «elevado déficit de generación», afectando a varios bloques durante más horas de las previstas. Este es solo un ejemplo de lo que se vive en toda la isla, donde los cortes de electricidad se prolongan por más de 20 horas diarias en algunos territorios.

La crisis estructural del sistema eléctrico

El déficit energético en Cuba ha sido un problema crónico durante décadas, pero en los últimos años, la situación ha alcanzado niveles alarmantes.

Según informes de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), el sistema eléctrico nacional (SEN) enfrenta una crisis que no parece tener solución inmediata. En la actualidad, el país tiene una capacidad de generación eléctrica de alrededor de 1,992 MW, mientras que la demanda nacional alcanza los 3,300 MW, lo que genera un déficit de más de 1,300 MW. Esto significa que más de un tercio de la población se encuentra en apagón durante las horas pico.

La reciente desconexión de la Central Termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, en Cienfuegos, agrava aún más la crisis. La planta, una de las más importantes del país, fue retirada del SEN para llevar a cabo un mantenimiento programado. Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por muchos cubanos, quienes no entienden cómo es posible que se desactive una planta tan crucial en medio de una crisis eléctrica tan severa.

Las críticas en el post publicado en sus redes sociales por la UNE no se hicieron esperar, con muchos usuarios denunciando la falta de planificación y transparencia por parte del gobierno.

Además de la planta de Cienfuegos, otras termoeléctricas como la de Nuevitas y Felton también están fuera de servicio debido a averías, lo que ha dejado a la isla con una capacidad de generación muy por debajo de lo necesario. Según la UNE, actualmente hay 43 centrales de generación distribuida fuera de servicio por falta de combustible, lo que ha generado una situación insostenible para el sistema eléctrico cubano.

Promesas incumplidas y la desesperanza de la población

Las promesas del presidente Díaz-Canel de solucionar los problemas energéticos han sido constantes en los últimos meses.

En septiembre de este mismo año, durante un pleno extraordinario del Comité Provincial en Sancti Spíritus, el presidente aseguró que su gobierno solucionaría los problemas antes de fin de año y devolvería «la luz a la población».

Sin embargo, a medida que avanzan los meses, la situación solo parece empeorar. En mayo, Díaz-Canel reconoció durante una visita a Las Tunas que los apagones habían sido «terribles», con interrupciones de hasta 20 horas diarias. A pesar de estas declaraciones, no ha habido mejoras significativas.

El ministro de Energía y Minas, Vicente de La O Levy, también ha intentado calmar los ánimos al asegurar que el gobierno está trabajando en soluciones a largo plazo, como la compra de combustible y piezas para las obsoletas plantas generadoras, así como la instalación de nuevos parques fotovoltaicos.

Sin embargo, el propio ministro ha admitido que los apagones podrían extenderse hasta 2025, lo que ha generado una profunda desesperanza entre la población cubana.

Apagones como catalizador de la indignación social

Los apagones no solo afectan la vida cotidiana de los cubanos, sino que también tienen un impacto devastador en la economía del país.

La falta de electricidad ha paralizado gran parte de la producción industrial y agrícola, lo que ha empeorado aún más la ya crítica situación económica. Además, los cortes de energía han sido el detonante de varias protestas antigubernamentales en los últimos años, siendo las más notables las del 11 de julio de 2021 y más recientemente en marzo de 2024 en Santiago de Cuba y otras localidades.

Las promesas incumplidas del régimen y la falta de soluciones concretas han erosionado la confianza de la población en las autoridades. Muchos cubanos ven en los apagones un reflejo de la ineficiencia y corrupción del régimen, y las redes sociales se han convertido en un espacio donde expresan su frustración.

«Les dimos el control del país y tiraron el carro por un precipicio», comentó un usuario en el perfil de Facebook de la UNE, mientras otro calificaba al gobierno de «genocida» por la situación que están viviendo.

La realidad detrás de las cifras oficiales

A pesar de las declaraciones de Díaz-Canel en la ONU, la realidad en Cuba es que el sistema eléctrico está lejos de estar «fortalecido». Los problemas de generación y distribución son estructurales y requieren soluciones profundas que el gobierno, hasta ahora, no ha podido implementar. La salida programada de termoeléctricas, la falta de combustible y las constantes averías en las plantas existentes han creado un bucle de apagones que no parece tener fin.

Mientras el gobierno cubano sigue presentando una imagen optimista en foros internacionales, la población cubana enfrenta un panorama sombrío. Las largas horas sin electricidad, la imposibilidad de cocinar o refrigerar alimentos, y la falta de expectativas de mejora han llevado a muchos cubanos a cuestionar el liderazgo del país y a exigir soluciones reales.

En conclusión, las afirmaciones de Díaz-Canel sobre el supuesto «fortalecimiento» de la infraestructura eléctrica en Cuba son desmentidas por la realidad que vive la isla. Los cubanos siguen sumidos en una crisis energética sin precedentes, mientras el gobierno se aferra a promesas que, hasta el momento, no han traído ninguna solución tangible.

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