Mientras el gobierno cubano sigue presentando una imagen optimista en foros internacionales, la población cubana enfrenta un panorama sombrío. Las largas horas sin electricidad, la imposibilidad de cocinar o refrigerar alimentos, y la falta de expectativas de mejora han llevado a muchos cubanos a cuestionar el liderazgo del país y a exigir soluciones reales.
La medida de aumentar los precios del combustible, lejos de cumplir con sus objetivos declarados, ha tenido efectos adversos en la población, especialmente en los más desfavorecidos, evidenciando una vez más las complejidades y desafíos que enfrenta el país en su gestión económica y social.