El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó al gobierno de Estados Unidos de “abiertamente” intentar generar una sublevación popular en la isla en este mes de julio como —a su juicio— lo había hecho el año pasado.
“El Gobierno de los Estados Unidos intentó nuevamente forzar una sublevación popular en Cuba durante este mes de julio y fracasó. Como lo intentó el fracaso en 2021. Lo hizo abiertamente y desplegó una amplia campaña de propaganda”, dijo el mandatario este viernes, durante la última jornada de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Según Díaz-Canel, las autoridades estadounidenses aplican contra Cuba “las fórmulas de la guerra no convencional ya ensayadas y aplicadas con graves costos humanos y materiales en otras partes del mundo”.
En su discurso ante el parlamento cubano, la actual administración de la Casa Blanca “sucumbe” a la influencia política de la “mafia anticubana” que opera desde el sur de la Florida “y que se ha instalado en la primera línea de agresión contra Cuba y contra los procesos revolucionarios y progresistas de la región”.
El también primer secretario del Partido Comunista de Cuba explicó el gobierno de Estados Unidos aplica la “máxima presión económica” con el propósito de deprimir el nivel de vida del pueblo cubano, lo que ha provocado la crisis actual de generación eléctrica y la escasez de servicios esenciales, bienes de consumo y artículos básicos —según dijo.
Pese a sus fuertes acusaciones, el mandatario admitió que no descarta “la posibilidad eventual de un mejor entendimiento con el Gobierno de Estados Unidos hacia una relación de respeto.
“Cuba está dispuesta a avanzar en esa dirección y a dialogar sobre cualquier tema, sin menoscabo de nuestra soberanía. Seguiremos promoviendo y facilitando los lazos más amplios posibles con los numerosos sectores de ese país que tienen la disposición de acercarse”, dijo Díaz-Canel, y añadió que está convencido de que a pesar de las diferencias, ambos países tienen intereses mutuos para un eventual el intercambio.
A tono con el eslogan de “continuidad” que anunció desde su ascenso a la presidencia, subrayó que no renuncia a “nuestra lógica antiimperialista y socialista a la construcción socialista, porque es el único camino hacia la mayor justicia social posible.
“Lo más fácil sería entregarnos y dejar que se destruyan todos los sueños por los que tantas generaciones han luchado y resistido. Lo más sencillo sería vender el país como lo hicieron tantos Gobiernos neoliberales de la propia región. Nuestra lógica socialista es una lista contraria a las exclusiones, nos inspira el ideal de una sociedad mejor», expresó.
