La nueva portavoz en español del Departamento de Estado, Kristina Rosales, declaró al medio español ABC que EE.UU. está muy al tanto de la situación que vive el pueblo de Cuba, aunque de modo concreto no adelantó NADA del apoyo que pudieran darle a excepción de “ideas” que dijo están “en discusión”, como enviar ayuda humanitaria y proveer de internet gratis a todo el pueblo en la isla.
Sus “alentadoras” palabras pudieran parecer – con el perdón de la funcionaria y del Departamento de Estado en pleno – muy huecas; sobre todo para aquellos que, como los vistos en una publicación en Facebook reciente, tienen que levantarse bien temprano en la madrugada y hacer una cola desde esas horas para poder garantizar un puesto de privilegio en una cola y comprar pollo, una vez que la tienda abra a las ocho, ocho y media, o nueve de la mañana.
“Estamos dando nuestra mano al máximo al pueblo cubano (…) Tuvimos encuentros con la diáspora (…)”, indicó la funcionaria; y mal que duela o que le pese, otras decisiones más importantes que el pueblo cubano ha esperado y espera de la administración Biden no han llegado, y al parecer no llegarán nunca.
“La idea”, visto y analizado todo lo dicho por Rosales en la entrevista concedida al diario español, es dejar que el pueblo cubano sea el que, solo, haga el trabajo.
Para miles de cubanos, tanto dentro de Cuba como fuera, en el exilio, de un lado del espectro político y del otro, no está claro del todo cuáles son los esfuerzos que la administración Biden hace para ayudar a la sociedad civil cubana a conseguir sus objetivos de libertad, entendida esta en el amplio sentido de la palabra. Un cubano afiliado al gobierno que enfrenta penurias económicas, y no son pocos de estos, son la mayoría dentro de los “obedientes del sistema”, no entenderá a Rosales y sus palabras por cuanto, la administración Biden ni siquiera ha revertido una de las medidas de la administración precedente, que tanto golpea económicamente al pueblo de la isla: las restricciones de los vuelos regulares y de los cruceros a la isla caribeña.
Esa “ayuda” en términos económicos, que beneficiaría sin dudas al régimen, beneficiría también a miles de cubanos que dependen casi exclusivamente del turismo para poder subsistir. ¿Estaría dispuesta la administración de Biden a “sufrir” las consecuencias de ese “daño colateral”?
Rosales, entrevistada por el diario español ABC, no ofreció ideas concretas de “los cambios” que prometió Biden con relación a Cuba, y en La Habana se la tienen “jurada”.
El asunto, sin embargo, parece complejo para los EE.UU. Rosales mencionó el hecho de que el gobierno cubano continúa reprimiendo a su pueblo y frenando sus ansias de libertad (todo lo relacionado al modo en que el gobierno ha actuado contra la marcha del 15N y sus promotores lo demuestra), pero “dar acceso a internet y ayuda humanitaria”, puede parecer una migaja.
Lo que sí está claro, al parecer, es que EE.UU. No se inmiscuirá en las decisiones políticas trascendentales en la isla. Esa idea está contenida tras la frase de “El pueblo de Venezuela, Nicaragua y Cuba debe elegir a sus líderes”, dicha por Rosales en la entrevista.
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