Delta Air Lines, uno de los principales transportistas aéreos de Estados Unidos, ha presentado recientemente solicitudes para obtener exenciones de inactividad para sus vuelos a Cuba y China. Esta medida es un reflejo de las condiciones desafiantes del mercado que la aerolínea ha estado enfrentando.
El 20 de febrero de 2024, Delta solicitó una exención de inactividad completa para la temporada de sus rutas desde el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta (ATL) y el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) hacia el Aeropuerto Internacional José Martí (HAV) en La Habana, Cuba. Si se concede, esta exención estaría en vigor desde el 31 de marzo de 2024 hasta el 26 de octubre de 2024, citando la baja demanda en el mercado como un factor clave para esta decisión.
Delta ha enfrentado dificultades para expandir sus operaciones a Cuba en los últimos años.
En 2023, la aerolínea buscó una exención similar para sus siete frecuencias semanales asignadas desde Atlanta a Cuba. Además, solicitó una exención de inactividad para sus rutas desde Miami a La Habana, con el objetivo de retrasar el inicio de las operaciones desde el 26 de marzo hasta el 10 de abril de 2023. A pesar de estos desafíos, Delta ha mantenido un servicio anual desde La Habana a Miami.
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La aerolínea ha expresado su objetivo de garantizar que pueda reiniciar sus servicios de manera efectiva cuando mejoren las condiciones del mercado.
Esta estrategia se alinea con su visión de reintroducir la competencia crítica en el mercado más grande entre EE. UU. y Cuba, especialmente entre Miami y La Habana, así como, eventualmente, reconectar Atlanta, su mayor centro de operaciones y el aeropuerto más concurrido del mundo, con La Habana.
Además de sus esfuerzos en Cuba, Delta también enfrenta retos en el mercado chino, particularmente debido a la desventaja competitiva causada por el cierre del espacio aéreo ruso, lo que ha complicado las operaciones y aumentado los costos.
