La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de denegar visas a ejecutivos de compañías chárter que facilitan la migración irregular desde países como Cuba y Haití hacia Nicaragua marca un nuevo capítulo en la gestión de la migración regional. Esta medida, anunciada como parte de un conjunto de acciones para detener el tráfico de inmigrantes, refleja un enfoque más estricto.
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.@StateDept's new visa restriction policy targets those facilitating charter flights into Nicaragua that exploit migrants hoping to cross the U.S. border. This is one of several ongoing actions to end this abusive practice & protect migrants. https://t.co/eP2FDfNqx3
— Brian A. Nichols (@WHAAsstSecty) November 21, 2023
A no dudarlo, diríamos, era algo que se veía venir. Las autoridades norteamericanas habían estado viendo con preocupación hechos como que, tan solo desde Cuba, estaban saliendo hasta 9 vuelos diarios con destino a Managua, Nicaragua; un país que no se caracteriza precisamente por ser un receptor turístico.
De los memorandums internos a las conversaciones, el Departamento de Estado de EE.UU. recibió información de que incluso, además del aumento de vuelos chárter desde La Habana a Nicaragua, se estaba manifestando una rara operación de venta falsa de vuelos de retorno.
Así lo anunciaba el pasado 6 de octubre el portal Café Fuerte, en un texto titulado «La gran estafa: El negocio de los viajes fantasmas de Nicaragua a Cuba«, donde se daba cuenta de cómo esos vuelos «turísticos», regresaban vacíos a La Habana.
El tema se situó en la mesa de conversaciones migratorias acontecidas recientemente en La Habana, entre diplomáticos norteamericanos y cubanos, sin que se llegara a algún acuerdo; con unos EE.UU. interesado en la libertad y los derechos humanos de los cubanos dentro de la isla, y una parte cubana enfocada en el levantamiento del embargo y en la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Con tan poca cooperación de ambos países – Cuba y Nicaragua – siendo estos, junto a Haití, Venezuela, México, Honduras y Ecuador de los mayores suministradores de migrantes a la frontera sur de los EE.UU., al gobierno de ese país no le ha quedado más remedio que gestionar la migración regional con sus propias armas.
Y para que no quede dudas de que todo es garrote, la administración Biden ha insistido en sanciones para aquellos que no utilizan vías legales para la migración legal – retorno de balseros, deportaciones – a la vez que ha extendido el Estatus de Protección Temporal (TPS) para Nicaragua y Venezuela, de manera reciente.
No hay dudas que esta medida, que parece formar parte de un paquete, si bien reducirá el número de vuelos chárters a Nicaragua, impulsará a niveles de escándalo, el precio de los boletos que queden. Los cubanos, que han llegado hasta a pagar $6 mil dólares por un viaje «a los volcanes», tendrán que valorar si vale la pena correr el riesgo, toda vez que «del otro lado», nada es seguro y México, país de tránsito, ha comenzado a deportarlos como ningún otro país del área.
