Un paquete de café Serrano de 250 gramos (10 onzas) se vende en Japón aproximadamente a 15 dólares, mientras los cubanos tienen que hacer largas colas para ver si pueden comprarlo «por la derecha» a ese mismo precio -de 300 a 350 CUP- o «por la izquierda», cualquier otro café, bueno, a 800 CUP el kilo.
De precios en Cuba no debe conocer mucho Miguel Ángel Ramírez Ramos –embajador cubano en Japón– y quien por estas horas se encuentra en la mirilla de las críticas por promocionar la venta de este café cubano en el mercado asiático, mientras que en la isla no existe. Y no existe porque el gobierno lo exporta.
El embajador seguramente alegará que con ese dinero «se compra leche en polvo para los niños», frase esta manida, que en algunas ocasiones usó el difunto gobernante cubano Fidel Castro para justificar la exportación de productos que se producían en la isla pero que no se veían en sus mercados internos, porque el régimen lo exportaba casi que exclusivamente.
Sin embargo, en la isla los cubanos tienen que lidiar con la escasez de un producto, que al menos en un buchito, al menos cada mañana, forma parte intrínseca de la vida.
«Se abre paso el café de Cuba en Japón, ahora en la cadena de supermercados BON REPAS, en la ciudad de Fukuoka. La empresa Universal Wisdom realiza la importación desde la isla y lo comercializa en sitios de venta online y tiendas del país asiático», escribió el diplomático en su cuenta de Facebook, y un cubano como Eddy Rodríguez de la Cruz se sintió con todo el derecho del mundo a responderle.
«Miren en Cuba no hay café y le echan la culpa al bloqueo», dijo el usuario de la red social .
Otras críticas, más o menos en el mismo estilo, fueron vistas en un post compartido en el grupo de Facebook Archipiélago.
«Nos están chantajeando a la cara. Los cubanos fajados acá con esa cosa que es chícharo y maíz y los japoneses gozando de lo lindo», le recriminó al embajador una cubana.
«Vergüenza debía darle publicar esto, cuando en Cuba este café se expende en el mercado de MLC al que todos los cubanos no tienen acceso. Me pregunto ¿cuándo los cubanos podremos adquirirlo con la moneda que nos pagan?», le respondió otra persona.
Sobre este asunto particular del café, visto lo visto, queda una inmensa duda. ¿Por qué se vende el café más o menos al mismo precio que se pudiera vender en Cuba, aunque en las discriminatorias tiendas MLC?
Es una pregunta que de hecho encierra otra en sí misma. Se supone que ese precio en Japón cubra los gastos de flete, aranceles, etc. del producto. Si nada de eso se debería pagar en Cuba, ¿por qué a los cubanos les venden el café al mismo precio que a los japoneses?
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