Si uno hace una comparación entre los datos ofrecidos por la prensa oficial cubana antaño con relación a fenómenos asociados al consumo y venta de drogas en la isla, los robos y asaltos y el asesinato de mujeres a manos de sus parejas – hombres – uno podría llegar a la conclusión equivocada de Cuba era el paraíso de la seguridad en su sociedad. Sin embargo los tiempos, Venancio, han cambiado.
Hablar del consumo y tráfico de drogas en Cuba antes del caso Ochoa era tan, pero tan aislado, que se pudiera asegurar que la inmensa mayoría de los cubanos tenía la percepción y juraría sobre su mano en un picadero, que en la isla no se conocía la cocaína y poco, bien escasa, la marihuana.
Igual sucedía con los delitos de robos, asesinatos, ya sea de por género o no. Hechos que nunca salían por las ondas de radio o la televisión y mucho menos en la prensa escrita. Todo el conocimiento se limitaba a los acontecimientos del barrio, o del barrio cercano; cuando más, de lo que alguien que venía de otro lugar contaba. Ahora, que todo es tan normal y cercano, el gobierno se ha visto obligado a reconocer la ocurrencia de los fenómenos, pero disfrazándolo del matiz de «pequeños hechos».
Así sucede con la violencia que literalmente enfrenta y conoce cada cubano cada día. El Estado y Gobierno ha insistido en que son pequeños hechos, que la tasa de resolución de los delitos es alta, superior al 90%, aunque recientes estadísticas divulgadas en una encuesta informal, resalta que un gran por ciento de cubanos no denuncian delitos cotidianos porque no creen en la eficiencia policial.
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Sin embargo, son recurrentes en las redes sociales, único «medio» que no puede censurar el gobierno, las denuncias de robos de carteras, motorinas, cadenas, celulares, en la isla.
Si no hay más denuncias expuestas es porque tampoco estamos en presencia de un país conectado; pero si uno se guía por los propios perfiles oficialistas que en Facebook divulgan los hechos esclarecidos por la policía, uno descubre que las cifras de delitos relacionados con el sacrificio ilegal de ganado mayor, robos en almacenes, robos de autos de turismo, etc., son apabullantes.
Esta tendencia a rebajar la criminalidad en la isla se ve perfectamente en el caso de los feminicidios. Actualmente, y según las varias plataformas independientes que monitorean y denuncian este fenómeno en la isla, hay más de 80 feminicidios registrados en la isla.
La cifra pudiera ser mayor, pero entre los casos que no han podido ser verificados, por falta de apoyo oficial, y otros que seguramente han ocurrido en comunidades rurales aisladas donde malamente llega la luz eléctrica y el agua, probablemente la cifra ronde los cien este 2023.
Recientemente dos publicaciones oficiales, el diario Girón de Matanzas y el Invasor de Ciego de Ávila, abordaron someramente el tema y lo interesante de lo dicho, es que los número divulgados en esas provincias eran inferiores a los que se tenía conocimiento. Es decir: en esos dos territorios han ocurrido más feminicidios que los que se conocen.
Sin embargo, señala Diario de Cuba que, según la prensa estatal en Cuba no hay manifestaciones significativas de violencia de género y discriminación contra las mujeres, a pesar de que observatorios independientes verifican el doble de feminicidios en 2023 respecto a 2022.
DDC menciona a la estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN), y dijo que ACN hizo esta afirmación el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, afirmando que si bien Cuba no muestra manifestaciones significativas de violencia de género en comparación con otros países, este tipo de incidentes aún ocurren a nivel global.
En contraste, confirma DDC, el Observatorio de Género de la revista feminista Alas Tensas (OGAT) y la plataforma feminista Yo Sí Te Creo (IBelieveYou) en Cuba reportaron 78 feminicidios en 2023, más del doble de los 36 verificados en 2022. Esto convierte a Cuba en el país con más mayor aumento de feminicidios en 2023 en América Latina, según el Mapa Latinoamericano de Feminicidios (MLF).
La Federación de Mujeres Cubanas de Cuba reconoció la violencia de género, pero se refirió a estos asesinatos como ‘feminicidios’ en lugar de ‘feminicidios’, posiblemente para absolver al Estado de responsabilidad. Vale la pena señalar que el tema de la violencia de género en Cuba es complejo y delicado, con diferentes perspectivas sobre su alcance y las acciones tomadas para abordarlo.
Otro tanto sucede con «la droga», que abordan el fenómeno solo desde el punto estádistico, con la mera divulgación de datos.
En una reciente Mesa Redonda, se señalaba que en 2023, en Cuba, casi 700 personas fueron condenadas por delitos relacionados con el tráfico de drogas, y se dijo que la mayoría de ellas recibieron sentencias de prisión. Las autoridades cubanas informaron también sobre la detención de cuatro individuos involucrados en el tráfico de drogas ilícitas.
Sin embargo, de las muertes asociadas con este delito nada se dijo. Y de otros fenómenos aparejados tampoco.
Lo cierto es que el tráfico de drogas en Cuba se ha vuelto más complicado, y ya ni siquiera puede taparse con la censura. Del mismo modo en que las autoridades han notado un aumento en la participación de estudiantes, incluso a edades tempranas, en el consumo de drogas, y se mencionó que se ha observado una disminución en la edad promedio de los involucrados, lo que aumenta la preocupación por la vulnerabilidad de los jóvenes, también puede mencionarse sin reservas que hasta el famoso fentanilo ha entrado en la isla.
Si bien se han implementado medidas para combatir el tráfico de drogas, incluyendo operaciones de interceptación y detención de personas involucradas en este tipo de actividades ilícitas, y las sanciones por delitos relacionados con drogas en Cuba incluyen penas de prisión que van desde cuatro hasta 30 años, privación perpetua de libertad e incluso la pena de muerte, lo cierto es que este es un fenómeno en ascenso dentro de la sociedad; con cada vez más jóvenes que se dedican al tráfico y el consumo.
Al menos, que se conozca, en los últimos 30 días, portales de Facebook oficialistas como Cazador-Cazado y Realidades desde Holguín, principalmente el primero, han divulgado cuatro casos de personas detenidas por la venta de estupefacientes. Cuatro casos en 30 días, en tan solo una provincia, es más que significativo de la gravedad de un asunto del cual la prensa oficialista no hace mención recurrente, a no ser «una vez al año», que como sabemos «no hace daño».
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