El régimen cubano anunció recientemente la excarcelación de 553 prisioneros, en cumplimiento de un acuerdo alcanzado con el Vaticano. Según reportaron medios como Infobae y DW, el gobierno de la isla aseguró que este proceso fue exitoso, aunque diversas organizaciones disidentes han cuestionado la transparencia y el verdadero impacto de esta medida.
La ONG Justicia 11J afirmó que de los 553 liberados, al menos 200 son presos políticos y opositores al régimen, mientras que el resto fueron individuos encarcelados por delitos comunes. Según este grupo independiente, varios de los beneficiados por la excarcelación no recibieron una liberación definitiva, sino que fueron puestos bajo «licencia extrapenal», una figura legal que permite revocar la libertad bajo determinadas condiciones.
Por su parte, el diario El Universal destacó que esta excarcelación fue anunciada como una respuesta al llamado del papa Francisco, quien habría intercedido para lograr la liberación de prisioneros en Cuba. Sin embargo, el gesto ha sido interpretado por algunos sectores como un intento del régimen cubano por limpiar su imagen internacional ante las crecientes críticas por violaciones a los derechos humanos.
En declaraciones recogidas por France24, el régimen cubano afirmó que esta medida forma parte de un «proceso humanitario» que pretende aliviar la situación en las cárceles del país, sobrepobladas y con graves problemas de condiciones sanitarias y alimenticias. No obstante, fuentes opositoras insisten en que esta acción es insuficiente y que muchos presos de conciencia siguen tras las rejas.
El periodista independiente José Raúl Gallego también se pronunció sobre la situación, destacando que el régimen cubano dejó a varias figuras políticas de peso en prisión. En un post en redes sociales, Gallego expresó: «Quedan en las cárceles cubanas más de 900 presos políticos y el régimen sigue fabricando». Además, advirtió que las autoridades han amenazado con revocar la libertad a quienes fueron excarcelados, reforzando la incertidumbre y el control estatal sobre estas personas.
En redes sociales, los comentarios reflejan la indignación de muchos ciudadanos. «Ellos son un asco, la verdad que gobierno más cochino ese», comentó una usuaria. Otros expresaron escepticismo sobre el impacto de la presión popular. «Si esperan que el pueblo haga algo, se van a morir presos», escribió un internauta en referencia al control y la represión que ejerce el régimen cubano.
Por su parte, el católico Joaquín Cruz señaló que la verdadera presión para la liberación de los presos políticos vendrá de la comunidad internacional y del apoyo activo de los familiares de los detenidos. «El apoyo a la denuncia interna hará que la conciencia del pueblo tome también más cercanía con nuestros hermanos encarcelados injustamente», afirmó.
En paralelo, la comunidad internacional ha reaccionado con escepticismo ante esta noticia. Varias organizaciones de derechos humanos han instado a La Habana a permitir visitas independientes a las cárceles cubanas para verificar el estado real de los prisioneros liberados y las condiciones de aquellos que permanecen detenidos.
Este proceso de excarcelación se suma a una larga lista de medidas adoptadas por el régimen cubano en momentos de fuerte presión política y social. Mientras tanto, familiares de los presos liberados celebran la noticia, aunque con incertidumbre sobre el futuro de quienes fueron liberados bajo condiciones que aún no están del todo claras.
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