Demostrado que la llamada «potencia médica» ha sido siempre un mito, la mayoría de los cubanos han descubierto ahora con la pandemia que todo era un espejismo. Naybis, en Miami Beach, dice que ella siempre lo tuvo claro.
«Cuando parí, con césarea, con la herida casí abierta, el baño del cubículo donde me ingresaron era lo más anti higiénico del mundo. ¡De milagro no cogí una infección», recuerda.
Dice que allí, en uno de los hospitales de la «potencia médica», que no era siquiera ni materno, en la sala, debido a un brote de algo que no recuerda bien, debieron ingresar a tantas personas, que las salas, los cubículos, y los baños, eran UNISEX.
«Para bañarme, porque el baño, que estaba situado entre dos salas, no tenía puerta en ninguno de los dos lados, mi madre, de pie, tenía que sostener una toalla a lo largo, para evitar que, si por ejemplo un hombre entraba al baño me viera a mí, o yo lo viera a él. Hace de eso, más de veinte años, y ¿había potencia médica? ¡No me chiven a mí, con eso!»
Un amigo me hace llegar una foto de otra de las denuncias recientes. Personal de la salud de un hospital en Holguín que descansan, en la zona roja, tirados sobre colchones… sin sábanas.
La colega de Cibercuba Noticias, Annarella Grimal, que también divulgó a través de las redes sociales la misma foto señala:
«Estas son las condiciones en las que tienen al personal de salud en zona roja. Esto es en el Clínico de Holguín. Y luego veo fotos del ministro en locales presentables y entre rostros sonrientes. ¿Qué pasa que la revolución no tiene ni una sábana para sus médicos? No entiendo, ¡en los hoteles las cambian todos los días! No me extiendo más. Y que conste, ¡esto sólo es la punta del iceberg!», expresó visiblemente molesta.
Y no es el único caso de queja contra la «potencia médica» que nunca fue tal.
Circula desde ayer en las redes sociales, la foto de un anciano que tiene puesto en su cara una «mascarilla de oxígeno». La mascarilla de oxígeno no es siquiera tal. Es la parte superior de un pomo plástico, picado, al que se le ha acoplado una manguera.
Miles, miles de verdaderas mascarillas de oxígeno tiene almacenadas, en espera de ver cómo, poco a poco, las va enviando a Cuba, la activista Masiel Rubio, en Madrid (España).
Lleva cinco meses enviando medicamentos e insumos hospitalarios a la isla a verdadero pulmón. Colaborando con el bienestar de personas que se han enfrentado con la cara más cruel de la «potencia médica».
Hoy, Masiel, que todavía sigue pidiendo una ayuda mejor estructurada de parte de los funcionarios cubanos para hacer llegar dos toneladas de medicamentos a la isla, divulgó los datos de todo lo que han enviado a la isla.
Una isla que un día, a su gente, les mintieron. Les dijeron que eran una potencia médica; pero hay quien sabe, como Naybis, que eso es mentira desde hace ya muchos años.
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