La situación en el Darién no solo es un reflejo de la crisis migratoria global, sino también de los desafíos específicos que enfrentan Colombia y Panamá en su intento por gestionar sus fronteras de manera segura y humana.
En los últimos meses, la selva del Darién, una región fronteriza entre Panamá y Colombia, ha visto un aumento significativo en el flujo de migrantes que buscan cruzar hacia Norteamérica. Esta región, conocida por su densidad y peligrosidad, ha estado en el centro de acciones coordinadas entre Panamá y Estados Unidos destinadas a controlar y regular el tráfico de personas y el flujo migratorio. Ahora el gobierno panameño ha decidido tomar el toro por los cuernos.
El portal DW ha seguido con interés el tema, y en una de sus últimas notas publicadas detalla cómo el gobierno de Panamá ha cerrado tres pasos no autorizados en la selva del Darién, lo que subraya los esfuerzos continuos para fortalecer el control en una de las rutas más utilizadas por los migrantes para llegar a Norteamérica.
Estas medidas se han implementado en un intento por frenar el tráfico de migrantes y mejorar la seguridad en la región, pero han planteado desafíos significativos tanto para los migrantes como para las autoridades locales.
Este año, la cantidad de personas que intentan cruzar el Darién ha aumentado notablemente, con una cifra que podría superar los 700,000 migrantes. Este flujo incluye un alto número de niños, cuya seguridad y bienestar son de especial preocupación para organizaciones internacionales como UNICEF, que ha reportado un aumento del 40% en el número de niños que cruzan en comparación con el año pasado.
Al mismo tiempo, Estados Unidos ha intensificado su lucha contra el tráfico de migrantes en el Darién mediante la implementación de una unidad especializada y la oferta de recompensas monetarias por información que conduzca a la captura de traficantes. Esta unidad, que ha operado anteriormente en otros países centroamericanos, extiende sus esfuerzos a esta peligrosa región selvática, reconociéndola como uno de los cruces más desafiantes para los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos.
La colaboración entre Panamá y EE.UU. también ha incluido acuerdos sobre la deportación de migrantes, aunque estas medidas han sido difíciles de implementar debido a los desafíos logísticos y humanitarios que presenta la densa y peligrosa selva del Darién. Este acuerdo ha suscitado debates sobre su efectividad y las implicaciones éticas de deportar a migrantes que atraviesan circunstancias extremadamente difíciles.
Los esfuerzos para manejar la situación en el Darién son complicados por la necesidad de balancear el control migratorio con la asistencia humanitaria, lo que requiere una coordinación efectiva entre las naciones involucradas y el apoyo de la comunidad internacional.
El camino del Darién: Cementerio para muchos
En los últimos cinco años, la travesía por la selva del Darién ha sido especialmente arriesgada y mortal para muchos migrantes, incluidos los cubanos. Según informes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2022 se registraron 36 muertes en la selva del Darién, aunque esta cifra podría estar subestimada debido a la dificultad de rastrear tales incidentes en la zona, como bien señala este trabajo de Martí Noticias | Martinoticias.com/).
A lo largo de los años, la dinámica de migración a través del Darién ha evolucionado. Inicialmente, muchos de los migrantes eran colombianos y, en menor medida, cubanos y haitianos. Sin embargo, desde 2015, la composición demográfica ha cambiado significativamente, con un aumento considerable en el número de venezolanos, aunque los cubanos continúan utilizando esta ruta. En 2022, por primera vez, la mayoría de los migrantes que cruzaron el Darién provenían de Venezuela, superando significativamente a otras nacionalidades, recoge por su parte Migration Policy Institute.
Esta región fronteriza entre Panamá y Colombia, conocida como el Tapón del Darién, no solo es geográficamente hostil sino también peligrosa debido a la presencia de grupos criminales y las difíciles condiciones naturales. A pesar de los riesgos, muchos migrantes continúan eligiendo esta ruta debido a las restricciones de visa en otros países y la falta de alternativas legales y seguras para llegar a Norteamérica.
Estos datos reflejan no solo los peligros del viaje sino también la desesperación de aquellos que buscan una vida mejor lejos de sus países de origen, enfrentándose a todo tipo de adversidades en el camino.
tal vez quieras leer: 2023: Un año trágico para las travesías migratorias de los cubanos