En medio de una crisis energética agravada por la salida en las últimas 72 hrs de servicio de la termoeléctrica Antonio Guiteras y la planta de Mariel, Cuba ha recibido un significativo apoyo de China para revitalizar su sistema eléctrico.
El pasado 29 de diciembre de 2024, arribó a La Habana un donativo de 69 toneladas de equipos, incluyendo radiadores, motores y otros accesorios esenciales para la recuperación de más de 70 centrales eléctricas de diésel y fuel en la isla, señala el portal Cubadebate. Este envío forma parte del segundo paquete de asistencias que el gobierno chino ha destinado a Cuba en 2024, con el objetivo de restablecer una capacidad de generación aproximada de 400 megavatios (MW).
Durante la ceremonia de recepción en el Aeropuerto Internacional José Martí, el embajador de China en Cuba, Hua Xin, destacó que, bajo el principio de «agilidad para lo más urgente», su gobierno incluyó este proyecto en el listado de emergencia para contribuir de manera efectiva y rápida a enfrentar la crisis de suministro eléctrico en la isla, agrega el medio oficialista.
Además de este apoyo inmediato, ambos países han formalizado un proyecto de inversión en energías renovables que prevé la instalación de siete parques fotovoltaicos de cinco megavatios cada uno en seis provincias cubanas. Se espera que, en un plazo de siete meses, lleguen por vía marítima los componentes necesarios para su montaje.
La futura operatividad de estos parques representará para Cuba un ahorro anual de 18.000 toneladas de combustibles, equivalentes a siete millones de dólares, según estimaciones de las autoridades energéticas cubanas, recoge por su parte Trabajadores.
La viceministra del Comercio Exterior, Deborah Rivas, agradeció en nombre del gobierno y el pueblo cubano esta muestra de solidaridad, resaltando que la ayuda permitirá recuperar el funcionamiento de 38 grupos electrógenos de diésel y dar mantenimiento a 50 grupos de fuel, beneficiando a más de 53.000 viviendas en el país.
Estas acciones se enmarcan en los acuerdos alcanzados entre los presidentes Miguel Díaz-Canel y Xi Jinping, que abarcan la cooperación en áreas como energía, transporte, seguridad alimentaria e informatización de la sociedad. La llegada de este donativo y la colaboración en proyectos de energías renovables reflejan el compromiso de China en apoyar a Cuba durante su crisis energética. No obstante, la efectividad de estas medidas dependerá en gran medida de las reformas internas que el país caribeño implemente para mejorar su economía y atraer inversiones.
Pero, ¿qué hay detrás de todo este interés chino?
La relación entre China y Cuba ha evolucionado significativamente en los últimos años, abarcando diversas áreas de cooperación y una de las más destacadas es la presencia de instalaciones de inteligencia en la isla, presuntamente operadas por China. Informes del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) han identificado cuatro sitios clave: Bejucal, El Salao, Wajay y Calabazar. Estas instalaciones cuentan con equipos avanzados de inteligencia de señales (SIGINT) y características físicas que sugieren fines de espionaje, como antenas sofisticadas y presencia militar.
La ubicación estratégica de Cuba, a menos de 160 kilómetros de la costa de Florida, ofrece una posición privilegiada para la recopilación de inteligencia sobre Estados Unidos. Sin embargo, el sistema eléctrico cubano ha enfrentado serias dificultades, con apagones que afectan tanto a la población como a infraestructuras críticas. Para mitigar estos problemas, se han observado iniciativas como la instalación de pequeñas granjas solares en algunas de estas bases, lo que sugiere un esfuerzo por garantizar un suministro eléctrico constante y autónomo para las operaciones de inteligencia.
En cuanto al desarrollo de energías renovables, Cuba ha reconocido su elevado potencial en fuentes como la solar, eólica, hidroeléctrica y biomasa. A pesar de contar desde 2014 con una política para el desarrollo de fuentes renovables y su uso eficiente, la implementación ha sido limitada. En 2022, solo el 5% de la electricidad en Cuba provenía de energías renovables, mientras que el 95% restante dependía de combustibles fósiles.
Este retraso en la adopción de energías limpias se atribuye en parte a decisiones políticas del pasado. La «Revolución Energética» lanzada por Fidel Castro en 2005 se centró en la sustitución de electrodomésticos ineficientes y la distribución de generadores diésel, pero no impulsó significativamente las fuentes renovables.
La falta de inversión y políticas públicas adecuadas ha perpetuado la dependencia de combustibles fósiles y ha limitado el aprovechamiento de las abundantes fuentes renovables disponibles en la isla. Y este es un error 100% atañable a la mala dirección del país.
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