Al menos tres cubanos amigos de este redactor se manifestaron «preocupados» con el destino y futuro de Chile luego de que se dieran a conocer los resultados de los comicios electorales de este domingo.
La preocupación tiene cierta «lógica». En Chile ha ganado el candidato de la izquierda. Decir «izquierda» en Latinoamérica es señal de preocupación. De populismo. De «socialismo y revolución». De acercamiento «peligroso» a Cuba, Nicaragua y Venezuela. A ideario «fidelista». Todo eso junto, en un cubano, suena como una bomba.
Es por ello que la preocupación pudiera ser genuina tras este domingo. El «izquierdista» Gabriel Boric, con apenas 35 años se convirtió en el nuevo presidente de Chile. Es el presidente más joven en la historia de ese país andino.
Es el «regreso» de la izquierda a Chile. Algunos consideran que su victoria estuvo matizada por dos sucesos claves. Uno, la muerte de la viuda de Pinochet. El otro, que el padre de su rival en las urnas, el ultraconservador derechista José Antonio Kast, era un facista.
Los chilenos podrán tener discrepancias por ser de la izquierda o de la derecha en Chile; pero incluso en la discrepancia, casi todos tienen algo claro: no quieren otro pinochetismo. Mucho menos si viene por el árbol genealógico alemán.
«Creo que Chile ya vivió una dictadura y no podíamos volver a vivirla otra vez. Mi suegro fue perseguido, exiliado, entonces no podíamos dejar que un candidato como José Antonio Kast llegara al poder. Por eso digo que lo logramos», dijo a Reuters una de las miles de personas que celebraba el triunfo del candidato de izquierda, identificada como Paola Fernández, de 39 años de edad.
Sin embargo, a la comunidad cubana residente en Chile parece preocuparle el regreso de la izquierda. Una amiga lo llama «el más huevón». Otra asegura que pronto «empezarán a perderse las cosas en los mercados». Otro afirma que, tan solo saber que Miguel Díaz-Canel ha sido uno de los mandatarios que han celebrado la victoria del izquierdista Gabriel Boric en Chile, es para presentir una debacle. Sobre todo porque también recibió la felicitación de los otros «izquierdistas» de la región: el argentino Alberto Fernández, el venezolano Nicolás Maduro, el boliviano Luis Alberto Arce, y el peruano Pedro Castillo.
Gabriel Boric se impone en Chile
Boric se impuso en el balotaje por diez puntos de diferencia, en una jornada marcada por una participación histórica; y con más del 99% de las mesas de votación escrutadas a poco más de dos horas del cierre de los locales de votación, ya contaba con 55,87% de los votos sobre el 44,13% de Kast.
Así lo reportó la autoridad electoral tras contabilizar 8,35 millones de sufragios, de los 15 millones de ciudadanos habilitados.
Ex dirigente estudiantil, ex activista, «peleador» por los derechos de las minorías, había quedado segndo en una primera vuelta electoral pero, tras la «reagrupación» de los votos de los otros candidatos, dio vuelta al timón y torció el rumbo de Chile a la izquierda.
«Esta campaña, dijo, desbordó todas nuestras expectativas».
«Este mismo compromiso y entusiasmo será necesario durante todos los años de nuestro gobierno, para que todos y todas podamos sostener el proceso de cambios que hemos empezado a recorrer paso a paso», señaló Boric, ante una inmensa multitud de sus partidarios, reunida en el centro de Santiago de Chile.
Boric asumirá su cargo en marzo del 2022.
Su campaña política se basa en cumplir o al menos impulsar varias de las demandas planteadas en Chile durante el estallido social que sacudió al país a fines de 2019.
Boric ha prometido «un crecimiento económico»; ampliación de derechos sociales con responsabilidad fiscal, en una economía que enfrenta presiones, luego de dos años de pandemia.
Gabriel Boric: un crítico de la fallta de libertades
Sin embargo, y en honor a la verdad, hay que decir que Boric no es uno de esos «izquierdistas» ciegos. Al menos reconoce que hay «izquierda» e izquierdas ultra conservadoras. Izquierdas represivas. Atrincheradas en el socialismo.
En el año 2018, el entonces diputado de la República de Chile escribió el texto «La izquierda y nuestra obligación de un solo estándar en derechos humanos» en un blog de su autoría y compartió el mismo en sus redes sociales.
En el texto, el ahora presidente electo de Chile condenó la restricción de libertades en Cuba y en otros países de la región como Venezuela y Nicaragua.
Fue ese, en aquel momento – no habían sucedido las manifestaciones del 2019 y habrá que ver cómo reacciona la policía en su nuevo gobierno a las futuras demandas de la población – su declaración de principios y deslinde de las izquierdas más represoras de la región Latinoamericana.
Tampoco había tenido lugar en Cuba una protesta como la acontecida el pasado 11 de julio.
Si ya desde ese año, 2018, Boric pedía a los movimientos de izquierda de Chile y el mundo denunciar estas violaciones de derechos humanos en estos países – incluyó además a China – habrá que creer que el izquierdista Boric no está tan cegato con relación a Cuba.
«¿Decir que el modelo de partido único de Cuba donde no hay libertad de expresión no debe ser nuestro modelo a seguir significa transformarse en un pseudo-agente de la CIA? ¿Dudar respecto a nuestras propias convicciones y tradiciones nos transforma en cobardes?», se preguntaba entonces el recién electo presidente de Chile.
«Los derechos humanos se deben respetar siempre, en cualquier contexto y sin ninguna excusa. Si no, corremos el riesgo de ser un reflejo del espejo que toda nuestra vida hemos criticado», afirmó entonces un aún mucho más joven Boric.
Más recientemente aún, en declaraciones a CNN, Lucia Dammert, miembro del equipo de campaña de Boric, calificó a Cuba y Venezuela como «dictaduras» y dijo que las pasadas elecciones en Nicaragua fueron una «farsa electoral».
Algunos cubanos podrán mostrarse preocupados por esta torcida a la izquierda en Chile pero, a no ser que Boric sorprenda con una transformación camaleónica una vez que ocupe la silla presidencial, al menos «las cartas» dicen otra cosa.
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