El reconocido boxeador cubano Roniel Iglesias, quien ha dejado una huella imborrable en la historia del boxeo olímpico, ha tomado una decisión sorprendente: vender los guantes que utilizó en la Olimpiada de Londres 2012 donde ganó su medalla de oro. Esta noticia llega poco tiempo después de que Iglesias hiciera titulares por vender su propia medalla de oro olímpica, un acto que generó un amplio debate sobre las dificultades económicas que enfrentan algunos atletas cubanos.
Roniel Iglesias, un atleta de élite en el boxeo, ha alcanzado el pináculo de su carrera con victorias destacadas y reconocimiento mundial.
Sin embargo, su reciente decisión de vender sus guantes olímpicos en la plataforma de compra-venta online E-Bay pone de relieve las duras realidades que enfrentan los deportistas en Cuba. Esta acción es un reflejo de la lucha económica y la falta de apoyo que pueden experimentar incluso los atletas más exitosos.
La situación de Roniel Iglesias recuerda al caso de Mario Kindelán, otro boxeador cubano legendario, que a finales del año pasado intentó vender la medalla de oro que le ganó en la final olímpica al boxeador iraní nacionalizado inglés, Amir Khan. Kindelán, en un intento por recaudar fondos para construir una casa en Cuba, ofreció vender su medalla por cinco mil dólares a Khan.
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Estos gestos de desesperación de ambos atletas, Roniel Iglesias y Mario Kindelán, han sacudido el mundo del deporte y han puesto en evidencia las dificultades económicas que pueden enfrentar incluso los deportistas más laureados.
El caso de Roniel Iglesias y Mario Kindelán es un claro indicador de los desafíos que enfrentan muchos atletas en Cuba, donde a pesar de su éxito deportivo y reconocimiento internacional, la realidad económica actual puede ser abrumadora.
La venta de objetos personales y recuerdos de sus carreras deportivas, como las medallas y los guantes de boxeo, es un acto de supervivencia y un llamado de atención a las autoridades de la isla. Son casos que no solo reflejan la crisis económica en Cuba, sino también la necesidad urgente de un mejor sistema de apoyo para los deportistas, tanto durante su carrera activa como en su retiro, garantizando su bienestar y dignidad después de años de representar a su país con orgullo y dedicación.
Pero no son solo los únicos.
En los últimos tiempos, ha sido notorio el deterioro de las condiciones de vida de varias glorias del deporte cubano, quienes, a pesar de sus logros y contribuciones significativas al deporte en su país, enfrentan actualmente situaciones de pobreza y miseria. Esta triste realidad refleja la difícil situación socioeconómica en Cuba y el escaso apoyo que reciben estos deportistas una vez retirados de su carrera activa.
En las redes, recientemente, se divulgó una foto de otro boxeador, Hipólito Ramos, que también vislumbra en su rostro la miseria y la desesperanza.
Así también fue visto Félix Morales, quien fuera durante años un destacadísimo baloncestista cubano.
Más recientemente aún, una foto del pitcher Jorge Luis Valdés, con un pullover donde se podían apreciar varios huecos, se hizo viral en las redes.
La historia de estos atletas pone de manifiesto la falta de un sistema de apoyo y seguimiento para los deportistas retirados en Cuba, y ha provocado un efecto de «deserción» entre los atletas más jóvenes que se han visto retratados en aquellos que un día fueron gloria y hoy viven en el más absoluto abandono.
Debido a eso se ha registrado un número significativo de deportistas cubanos que han desertado de la isla en busca de mejores oportunidades. Según informes, alrededor de 800 atletas cubanos han desertado en la última década, y solo en 2022, al menos 45 deportistas decidieron dejar su país. Estas cifras reflejan la desesperación y el deseo de un cambio de vida frente a las limitadas posibilidades que encuentran en Cuba y ante un futuro similar al que ven que enfrentan aquellos que en un pasado no muy lejano colmaron de glorias al movimiento deportivo cubano.
