No fue un videoclip ni una presentación multitudinaria: esta vez, Oniel Bebeshito cambió el micrófono por unos tacos y se lanzó a la cancha como si llevara años entrenando. El popular reguetonero cubano vivió este fin de semana uno de esos momentos que parecen sacados de una fantasía: jugó al fútbol junto a íconos planetarios del deporte durante el partido benéfico “The Beautiful Game”, celebrado en el Chase Stadium de Miami.
Con su uniforme bien puesto y una sonrisa imposible de disimular, Bebeshito se integró al evento como uno más del equipo, pero no de cualquier equipo: allí estaban Ronaldinho y Roberto Carlos, dos glorias del fútbol brasileño que encabezaron los bandos contrarios. El cubano, emocionado hasta los huesos, no tardó en compartir su alegría con sus seguidores: “Día de sueños, compartir con todas estas leyendas del fútbol. Súper contento y agradecido con la invitación”, escribió en Instagram.
El evento no solo fue una vitrina para los amantes del fútbol y los seguidores del entretenimiento: también tuvo un propósito solidario. La recaudación obtenida irá destinada a causas comunitarias, demostrando que cuando el deporte y la música se unen, pueden generar impacto más allá del espectáculo. Y si de espectáculo se trata, el campo se llenó de estrellas: Carlos “Pibe” Valderrama, René Higuita, Frank Lampard y Claude Makelele fueron algunos de los nombres que revivieron la magia del balón, aunque con menos velocidad que en sus mejores años.
A su lado, figuras virales como Khaby Lame, el productor Dímelo Flow, Blessd y Justin Quiles aportaron su carisma al juego. Incluso Yassine Cheuko, el conocido guardaespaldas de Lionel Messi -que por sí solo tiene ya legiones de fans en TikTok-, estuvo entre los protagonistas que hicieron de esta jornada una cita para recordar.
Aunque el marcador terminó 7-6 a favor del equipo de Roberto Carlos, el verdadero triunfo fue el ambiente. La nostalgia se respiraba en el aire. Para los cubanos en Miami, ver a Bebeshito compartiendo campo con leyendas deportivas que marcaron los 90 y 2000 fue un guiño directo a la memoria afectiva de quienes crecieron viendo goles de chilena en la televisión estatal y hoy viven otra realidad en el exilio.
La participación del reguetonero, documentada en redes por él mismo y por páginas como La Familia Cubana, se convirtió rápidamente en tendencia. Las imágenes lo muestran entrando a la cancha con entusiasmo y siendo ovacionado por sus allegados. Entre ellos, su esposa Rachel Arderi, quien desde las gradas no paró de aplaudir y animar a su pareja, dejando claro que el apoyo no solo se da en tarima.
Uno de los conceptos que más resonó en esta experiencia fue la transversalidad del sueño cubano. Para muchos jóvenes artistas que cruzan fronteras con su talento, el éxito no se mide solo en números de reproducciones o contratos discográficos, sino también en vivencias inesperadas como esta: pisar el césped junto a ídolos globales, y hacerlo con la frente en alto.
Bebeshito, que ha conquistado públicos con su música urbana, ha demostrado ahora que también puede moverse en otros terrenos sin perder su esencia. Su participación en “The Beautiful Game” fue más que una anécdota: fue la celebración de una carrera en ascenso, de la cercanía entre Cuba y su diáspora, y de lo posible cuando se abren caminos fuera de la isla.