Ayuda de Estados Unidos a Cuba: ¿Necesaria e insuficiente?

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El pulso en redes sociales con relación a la noticia más destacada de ayer martes para los cubanos, la del otorgamiento por parte del gobierno de los Estados Unidos de una ayuda de $2 millones de dólares para paliar los daños causados por el huracán Ian en Cuba, parece converger en varios puntos si bien, en apariencia son puntos que se tocan, pero que también se separan.

Los comentarios vistos y debates suscitados – recomiendo especialmente el debate suscitado en el canal de Youtube de 23yflagler, donde el influencer, abogado y profesor universitario Guenady Rodríguez hizo precisiones no dichas con claridad en la nota divulgada por la agencia AP ayer – hablan de «ayuda necesaria», pero también de «ayuda insuficiente».

Otros, señalan que esta ayuda es un – otro – balón de oxígeno para el gobierno de La Habana; y hay quien con justicia reclama que la ayuda sea fiscalizada de cerca, para evitar malos manejos del gobierno.

Otros señalan que tal como está concebido, no hay modo en que el gobierno cubano no meta las manos en el asunto; y hay hasta quien agradece que la ayuda sea destinada específicamente para la localidad de Pinar del Río y centrada en el tema de reparación de las viviendas – no incluye alimentos ni es en «efectivo – lo cual pudiera explicar por qué es «tan poco dinero», aunque la lógica indica que en esta materia de cooperación y ayuda humanitaria por catástrofes naturales entre Cuba y Estados Unidos ambos países están «en cueros» y con decenas de trabas burocráticas – leyes por parte de EE.UU., recelos ideológicos por la parte cubana – que impiden una colaboración más eficaz entre ambas naciones.

Algunos señalan que Cuba, aceptando estos 2 millones de dólares se distancia de los otros $5 millones que «el exilio» anunció que ya tenía recogidos.

El punto en el que todos parecen estar de acuerdo es en el hecho de que serán organizaciones como la Cruz Roja las encargadas de hacer llegar la ayuda a la isla y distribuirla, si bien la magnitud del desastre incita a pensar que la Cruz Roja no tiene la experiencia y menos la logística para distribuir la ayuda en el país, sin tener la necesidad de pedir – digamos – camiones al gobierno de la isla.

También está la preocupación de que, muchas de estas organizaciones que trabajan en Cuba, tendrán que «pactar» como muchas veces han hecho con el método totalitarista con el que el gobierno cubano distribuye estas ayudas. Más allá de que si se apropia de ellas y las vende luego, la duda estaría relacionada con el hecho de saber si estas llegarían a las manos de todos los necesitados verdaderos, o si algún funcionario al servicio solapado del gobierno, dentro de estas organizaciones, pudiera desviar los recursos o, por ejemplo, evitar que lleguen a las casas de los llamados activistas y disidentes, residentes en la provincia de Pinar del Río, cuyos bienes hayan sido dañados por el huracán Ian.

Se escuchan voces también de quienes alegan que el gobierno de Cuba – ojo, no es al gobierno al que se le va a dar la ayuda, es al pueblo y a través de ONG´s – no merece nada porque, cuando el presidente Barack Obama le extendió la mano al pueblo de Cuba, fue el propio gobierno el encargado de morderle la mano al presidente de los Estados Unidos, no dando nada a cambio, tal y como en su momento explicara el secretario de Estado por ese entonces, John Kerry.

En penúltimo lugar, que pudieran ser los primeros, están los que han hecho hincapié en esta movida del gobierno de la isla, distante a los días de perreta en que rehusaban toda ayuda humanitaria posible proveniente de los Estados Unidos, arropados bajo el manto de «no la queremos, no la necesitamos». Estos señalan con justeza que ahora, que, más que distanciarse de la línea política tradicionalmente trazada por los hermanos Castro, el gobierno de Díaz-Canel reconoce que la caña está a tres trozos, y que estos tiempos no son tiempos de rechazar ayudas humanitarias, toda vez que varios de los principales renglones exportables del país caminan en muletas o agonizan – prestación de servicios, principalmente de salud y el turismo – con la posible afectación de otro – el tabaco – a causa de los daños dejados por el huracán Ian en Pinar del Río, la que es considerada la mejor tierra del mundo para el cultivo de esta beneficio$a planta.

Y claro, no podían faltar los del otro extremo:

  • Los que rechazan la ayuda de canto, que al parecer esta vez, guiados por la lógíca de las cazuelas – las que suenan y principalmente las que están vacías (hasta en sus casas) – son menos, aunque sí, claro, hacen bulla.
  • Los que insisten en su desinformación e intentan explicar que la agencia a través de la que se canalizará la ayuda, la USAID, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional por sus siglas en inglés, no es una agencia independiente del gobierno federal de los Estados Unidos que es principalmente responsable de administrar la ayuda exterior civil y la asistencia para el desarrollo en otros países, sino «un instrumento del imperialismo para meterse en los asuntos internos de los países latinoamericanos,» tal y cómo se escuchó ayer en un programa transmitido por streaming a través de Youtube.
  • Los que señalan que $2 millones no sirven para nada, sino se levanta «el bloqueo».

Son los mismos que intentan convencer a sus interlocutores que esos $2 millones son una bicoca, una porquería de ayuda, sin valorar que tal vez, en beneficio para miles de ellos que aún están dentro de la isla, puede ser un primer paso para futuras colaboraciones o incluso, para que la ayuda a la isla a causa de esta catástrofe vaya más allá de cubiertas y armazones, y se extienda a alimentos y medicinas.

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