En el vasto universo del béisbol cubano, pocas figuras han brillado con la intensidad y el carisma de Javier Méndez González. Pocas también acumulan un pesado fardo a sus espaldas por algún hecho avergonzante.
Reconocido como uno de los mejores peloteros habaneros y entre los grandes outfielders que han jugado en las Series Nacionales, Méndez sigue siendo un ícono de este deporte en Cuba. Su legado en el campo, defendiendo las posiciones de CF (center field) y LF (left field), así como su periodo como manager de Industriales durante tres años, lo consolidan como una leyenda viviente del béisbol en la isla.
Hoy, tras una publicación de la página Like Cuba como resultado de un encuentro con él en las afueras del Centro Deportivo Eduardo Saborit, en el municipio Playa, podemos apreciar cómo luce Javier Méndez en la actualidad.
A sus 60 años, Méndez conserva esa misma presencia imponente y esa sonrisa que tanto lo caracterizaron durante su carrera deportiva. Aunque las canchas y los estadios ya no son su día a día, su pasión por el béisbol y su compromiso con el deporte cubano permanecen intactos.
Nacido el 22 de abril de 1964 en Santa Fé, La Habana, Méndez se convirtió en uno de los jugadores más destacados de los equipos Metropolitanos e Industriales, así como un integrante vital de la Selección de béisbol de Cuba en varios torneos internacionales.
A lo largo de su carrera, estableció récords que aún hoy son recordados, como el récord de bateo en la pelota cubana de todos los tiempos desde 1997 hasta el 2005, marcas nacionales de 381 dobles, y la de 92 carreras impulsadas para torneos de 90 juegos.
Además de su impresionante habilidad defensiva y ofensiva en el campo, Méndez es recordado por su caballerosidad y su liderazgo tanto dentro como fuera del diamante. Su número, el emblemático «17» de los Industriales, se ha convertido en sinónimo de excelencia y respeto en el béisbol cubano.
También se le recuerda por ser uno de los protagonistas de una golpiza que se le propinó a un exiliado cubano que se lanzó al terreno de juego en el encuentro que enfrentó al equipo Cuba con el equipo de los Orioles de Baltimore; una mancha en su carrera que lo hace particularmente no deseado en la ciudad de Miami, y por ende en los EE.UU.
Después de colgar los guantes, Méndez continuó su trayectoria en el béisbol como manager, guiando a Industriales a través de temporadas memorables.
Aunque los años han pasado desde que Javier Méndez dominaba los jardines en los estadios cubanos, su figura sigue siendo un faro de inspiración para las nuevas generaciones de peloteros en Cuba.
La foto compartida hoy nos recuerda no solo la grandeza deportiva de Méndez, sino también el legado perdurable de un hombre que dedicó su vida al béisbol, dejando una huella imborrable en el corazón de los aficionados y en la historia del deporte cubano.
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