Hace 30 años exactamente empezó como Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba por orden de Fidel Castro. Tenía 34 años. Ocupó el cargo hasta 1999 cuando fue destituido por el mismo que lo impuso. Castro lo eliminó «deshonrosamente de la cúpula dirigente o sea del PCC por “deslealtad” y «prácticas deshonestas» de acuerdo a un video secreto exhibido solamente ante la clase dirigente.
Lo acusaron de estar tramando en las sombras su llegada a lo más alto tras la salida de Fidel Castro en una especie de transición a lo cubano que nunca se celebró, además de tener un inmobiliario de lujo en su casa entre otras muchas cosas.
Ya sabemos que se trata de Roberto Robaina, quien llegó al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores tras protagonizar una carrera política meteórica y caer con la misma fuerza con que ascendió a los planos del poder. Su cargo fue ocupado por un joven Felipe Pérez Roque, que como sabemos, el futuro le tenía preparado un destino muy parecido.
Después de ser cesado Robaina, quien fue un entusiasta primer secretario general de la Unión de Jóvenes Comunistas, desapareció un tiempo y quedó enclaustrado en su casa hasta que se comenzó a darse a conocer como pintor y pudo realizar varios viajes para promover y vender sus obras.
Ha visitado México y Estados Unidos con sus obras, un negocio en el que no le ha ido realmente mal. También ha emprendido como empresario y fundó una paladar Chaplin’s Café en el Vedado.
“La vida continúa. Lo importante no es lo que pasó, sino lo que se hace», dijo en su momento a la agencia France Presse.
En Cuba nunca ha salido más en los medios ni ha tenido mucha vida pública. Más bien se ha mantenido en bajo perfil manejando su vida como empresario y pintor, en la que ha evidentemente no le ha faltado el éxito.
En México, por ejemplo, ha presentado exposiciones como Dos humanistas en la Ciudad de México y ha sido considerado por la crítica en ese país como un pintor consagrado.
Algunos analistas señalan que figuras como él nunca pueden abandonar del todo la política y que siempre estarán al acecho ante cualquier cambio. De ahí que lo han califican como un animal político que no deja de estar pendiente de los rumbos de la isla, tal vez con la intención de a sus 67 años volver a los primeros planos en caso de una cada vez más lejana transición.
