En un romántico mensaje a su pareja, el reconocido actor cubano Albertico Pujol, de 62 años, se confesó más enamorado que nunca de su “rubia”, su punto débil, la persona que le recuerda, en el mejor sentido, que no es “Superman, ni El Tavo, ni un tipo duro”.
“Que aceptar no es mi fuerte, que ya me va quedando menos, que no he pagado mi entierro y tampoco tengo ganas, que ya no tengo 50, que casi se me va el avión, si no me apuro y me engancho”, escribió en Facebook el protagonista de “Su propia guerra”.
Albertico Pujol aseguró a su fiel público que nunca ha sido un tipo duro, “nada que ver con el tipo que imaginan o que quieren”. “He dado cómo he podido, cuanto me han permitido, que ya no arrebato nada, y no voy a llorar de amor, aunque me duela la vida”.
El actor, que deshizo en elogios hacia su novia, agradeció por tener “un techo, un corazón y una rubia” que lo quiere hacer feliz “a toda costa”. “No por bueno o por lindo, no por galán, ni fornido, solo porque, a pesar de mi historia, mis añoranzas y credos, comparte mis desaciertos, mis nostalgias y alegrías”.
Su pareja, afirmó, prefiere “repartirse en mil pedazos para mí y demostrarme que sí, que mi locura era buena, por más que yo me empeñe en aferrarme a la tierra”. “Cada día me despierta, convencida de que lo logro, de que yo puedo alcanzar el Sol, si no abandono mis sueños y soy fiel a mis empeños”.
“Así no baile en su fiesta y no entienda muchas cosas, se convierte en mariposa. Revolotea dichosa de tenerme así, cansado, barrigón y pesado. Yo no sé qué me ha encontrado. Será que se ha vuelto loca. Definitivamente, está loca esta rubia caprichosa”.
Albertico Pujol se ha ganado el cariño de millones de cubanos, especialmente gracias a su gran interpretación del personaje Octavio Sánchez Guzmán, “El Tavo”, en la serie policíaca “Su propia guerra” de los años 90.
El año pasado, Pujol fue galardonado por el estado de Florida con el Premio Extraordinario ACE 2022 (Asociación de Cronistas de Espectáculos), y calificó a sus colegas de la actuación como “un grupo de locos que nadie entiende cómo se llenan la barriga y pagan los biles (bills) con sueños”.
