En un balcón habanero donde el sol entra con timidez, Jorge Losada, rostro entrañable del cine, la televisión y el teatro cubano, aparece sonriente junto a su perro. La imagen, compartida recientemente en redes sociales por el director de arte del ICAIC, Luis Lacosta, no es solo una fotografía: es una declaración de vida.
El actor, cuya salud se ha visto comprometida en los últimos tiempos, atraviesa un proceso de recuperación que ha conmovido a sus seguidores dentro y fuera de la Isla. Su presencia serena y animada, aunque frágil, se convirtió en bálsamo para una comunidad marcada por la nostalgia y el cariño hacia las figuras que construyeron nuestra memoria cultural.
“Hay Losada pa’ rato”, escribió Lacosta con ese tono familiar que los cubanos usamos para hablar de quienes consideramos nuestros. La publicación venía acompañada de un mensaje sincero de gratitud para quienes ayudaron a compartir la imagen, especialmente en medio de los problemas de conexión que persisten en Cuba. Pero, más allá de lo técnico, lo que se compartía era esperanza.
Hace apenas unas semanas, las redes sociales hervían con el rumor de la supuesta muerte de Losada. Un bulo doloroso que circuló con rapidez, avivado por el silencio informativo y la ansiedad colectiva. Fue la Agencia Caricatos, junto a varios colegas del actor, quienes desmintieron con firmeza la noticia y llamaron a detener ese tipo de desinformación que, en tiempos de crisis, puede herir más de lo que parece.
Desde la página de Actuar Cuba Artes Escénicas se pidió respeto, se exigió empatía. Porque detrás de cada artista hay un ser humano que siente, sufre y, como en este caso, lucha por su salud en un contexto de profundas carencias.
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La realidad que atraviesa Jorge Losada no es ajena a tantos cubanos: dificultades para acceder a medicamentos, falta de recursos básicos, hospitales colapsados. A pesar de su fama y del cariño popular que lo arropa, el actor no ha estado exento de esa precariedad. Por eso, se han organizado campañas espontáneas para enviarle alimentos, ayuda económica y donaciones de sangre. Muestra, una vez más, de cómo la solidaridad sigue siendo uno de los pilares más firmes del alma cubana, dentro y fuera del país.
Luis Lacosta, además de ser su amigo, se ha convertido en un puente entre Losada y el público. Desde sus publicaciones ha mantenido al tanto a quienes preguntan, a quienes sufren con cada silencio y se alegran con cada mejora.