Lo que prometía ser una noche de euforia urbana en el Watsco Center terminó en una telenovela digital con tintes legales. El dúo Charly & Johayron encendieron Miami el 12 de abril con su concierto masivo, pero no fueron ellos los que se llevaron el centro del escenario… Fue la recreación virtual de El Taiger, quien “volvió a la vida” en forma de proyección hiperrealista. El problema: nadie pidió permiso.
Parecía magia, pero fue inteligencia artificial. Y, como en toda buena función, el truco desató emociones y también polémicas. En pleno show, mientras el dúo Charly & Johayron interpretaba los éxitos que compartieron con el reguetonero El Taiger, el fallecido artista apareció sobre el escenario en una impactante recreación visual que dejó al público con lágrimas, gritos y celulares alzados.
El momento, que se volvió viral en cuestión de minutos, mezcló nostalgia, emoción y controversia. Porque aunque para algunos fue un homenaje conmovedor, para otros fue una falta de respeto… y de consentimiento.
Apenas horas después del concierto, las alarmas sonaron del otro lado del Atlántico. La madre de una de las hijas de El Taiger que reside en Cuba anunció que iniciará acciones legales contra los organizadores por haber utilizado la imagen del artista sin autorización. La abogada representante de la familia fue directa en su denuncia: “Sabían que si hacían esto, habría consecuencias legales. No respetaron la memoria de José Manuel”.

Según explicó la jurista, ni esa parte de la familia ni el equipo legal del reguetonero aprobaron la utilización de su imagen generada por IA, lo que constituiría una violación a sus derechos de imagen y propiedad intelectual. Y ahí es donde la cosa se complica.
En medio del revuelo, Mauriel López, el creador de las imágenes digitales proyectadas en el concierto, salió al frente. Con un video publicado en su Instagram, se identificó como el autor del holograma y aseguró no haber recibido pago alguno por su trabajo. “Lo hice de corazón”, explicó.
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Con tono desafiante, López desestimó las acusaciones y tachó la demanda de “ridiculez”. Aclaró que su creación no fue usada con fines promocionales ni comerciales, y que se trató de un gesto artístico espontáneo. “El público ni sabía que eso iba a pasar. No fue parte oficial del show”, sentenció.