Adrián Novalez, un joven cubano de 32 años afectado por una atrofia en su pierna izquierda, se reunió con sus familiares en Estados Unidos tras atravesar varios países de Centroamérica y cruzar el río Bravo desde México.
“Decidí emprender este camino porque mi familia me ayudó. Gracias a ellos estoy aquí. Yo soy guerrero, yo no le tengo miedo a nada. Yo monto caballo…lo que haya que hacer lo hago”, declaró el joven en una entrevista a Univisión.
Oriundo de Minas de Matahambre, en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, el joven completó su travesía desde Nicaragua al país norteamericano en 16 días pese a las dificultades que le imponía su condición.
Antes de emigrar trabajaba junto a su padre en el cultivo del tabaco, pero su determinación le permitió alcanzar su destino: “Fue algo grande, yo no me lo creía, de verdad, yo no me creía que estaba aquí”, dijo Novalez.
El joven relató que contó la ayuda de otros inmigrantes para cruzar las peligrosas corrientes del río Bravo, con el agua a la altura de su cintura, abrazado a gente con las que había trabado amistad durante el camino.
Convencido de que su condición no le impedirá salir adelante, el cubano no sale de su asombro por las diferencias de su nuevo entorno, y ahora anhela poder reunirse con la familia que dejó en la isla.
Desde finales de 2021, Cuba registra uno de los mayores éxodos masivos de que se tenga cuenta en su historia.
De acuerdo con datos de las autoridades estadounidenses, entre los meses de octubre y mayo pasados llegaron más de 140.000 inmigrantes cubanos entraron a Estados Unidos por la frontera sur, cifra que supera por mucho el estimado de 125,000 personas que salieron de la isla por el puerto del Mariel en 1980 hacia el mismo destino.
