En los últimos años, miles de cubanos han emprendido peligrosas travesías en busca de mejores oportunidades, enfrentando desafíos significativos durante su migración y en los procesos de legalización de su estatus migratorio.
Muchos migrantes cubanos optan por rutas terrestres a través de Centroamérica para llegar a Estados Unidos. Estas travesías implican cruzar múltiples fronteras y enfrentar riesgos como extorsiones, condiciones climáticas extremas y violencia.
Un ejemplo de estas vivencias es el de Francisca, una enfermera cubana de 33 años, que decidió emigrar a Chile tras regresar de una misión internacionalista en Venezuela. Desilusionada por los bajos salarios y las condiciones laborales en Cuba, Francisca y su esposo emprendieron un peligroso viaje a través de cinco países, enfrentándose a múltiples obstáculos.
El trayecto de Francisca, señala DW, incluyó el cruce del río entre Venezuela y Colombia, donde fue testigo de cómo guardias corruptos extorsionaban a los viajeros. En Ecuador y Perú, tuvo que sortear montañas y usar canoas para atravesar ríos peligrosos, mientras lidiaba con el agotamiento físico y el temor constante de ser interceptada por las autoridades. Finalmente, en Bolivia, comenzó la etapa más agotadora: el cruce del desierto de Atacama en Chile. La inmensidad del desierto, las temperaturas extremas y el cansancio físico no hicieron más que acrecentar sus dudas sobre continuar. Sin embargo, el deseo de ofrecer un mejor futuro a su familia la mantuvo firme.
Al llegar a Chile, Francisca descubrió que su lucha apenas comenzaba. Los obstáculos para regularizar su estatus migratorio y revalidar su título de enfermera han dificultado su integración en el mercado laboral.
A pesar de haber encontrado apoyo inicial en familiares, se enfrenta a una burocracia compleja que la limita a trabajos informales. Aunque en Chile nació su hijo, Francisca ha expresado su frustración por no poder ejercer su profesión ni alcanzar la estabilidad que buscaba.
Migrantes como Francisca forman parte del grupo de aquellos que, hay que admitirlo, han tenido más suerte que otros. Están aquellos que, luego de meses y hasta años, terminan sufriendo la deportación. Y claro, están también aquellos que terminan presos en cárceles, tras haber cometido delitos de diversa índole.
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Una semana de deportaciones
Algunos migrantes cubanos han compartido sus experiencias tras ser deportados desde países como México. Muchos de ellos relatan las dificultades enfrentadas durante su viaje, incluyendo secuestros y extorsiones por parte de bandas criminales. A pesar de estos riesgos, muchos expresan su determinación de intentar nuevamente la travesía en busca de un futuro mejor.
El martes la Guardia Costera devolvió por vía marítima a 43 de ellos. El miércoles, un avión trajo a La Habana a otros 42 por vía aérea, según indica en una nota el portal Cubadebate.
La administración del presidente Joe Biden ha alcanzado un récord de 271,484 deportaciones de migrantes durante el año fiscal 2024, superando las cifras de años anteriores. Este incremento en las deportaciones ha generado preocupación entre las comunidades migrantes, que temen ser retornadas a sus países de origen después de arriesgar sus vidas en peligrosas travesías.
Los testimonios de migrantes cubanos reflejan las complejidades y peligros asociados con la migración irregular. Las travesías difíciles, los procesos de legalización engorrosos y el aumento de las deportaciones son desafíos que enfrentan diariamente en su búsqueda de una vida mejor.
