Todavía afectado por la muerte de su madre hace poco más de un mes, el reguetonero cubano Alejandro Santoya, más conocido como El Yonki, narró lo que hizo con los “primeros cuarto kilitos” que ganó en un concierto.
Según recordó recientemente el artista urbano, la primera vez que actuó le pagaron 80 dólares y lo primero que hizo fue “ponerle ese dinero en las manos a mi mamá”, aunque “ella no (lo) quería”.
De acuerdo con lo que declaró a la emisora 95.7, le dieron 80 dólares por presentarse en “un lugar cerrado por capacidad, en el que recaudaron muchísimo dinero”, pero él fue “feliz” porque le permitió ayudar a su madre, con quien mantuvo una estrecha relación incluso tras emigrar a Estados Unidos.
“Le dije: ‘Mamá, para construir la casita, para hacer la placa, para no mojarnos más’ y me dijo: ‘Papito, no, tú tienes que vestirte porque el público que te va a ver tiene más posibilidades que tú’”, narró conmovido el repartero.
Por mucho que El Yonki intentó que ella entendiera que “eso no era importante” porque él le había dicho que “cuando fuera artista yo te iba a dar todo lo que tú te merecieras”, tuvieron “una discusión entre madre e hijo” por aquel dinero.
Finalmente, como su mamá no quiso aceptar todo lo que había cobrado, él le dio 70 dólares y se quedó con diez: cinco para recargar el teléfono y cinco para “comer chuchería”. “Así fue como ella decidió aceptarme el dinero”, acotó.
Luego, “cuando volví a cantar”, señaló El Yonki, “el dinerito empezó a ser para la placa. En menos de seis meses levantamos la casa”.
“A los ocho meses de carrera me compré mi primer carrito y seguimos mejorando la casa mi mamá y yo. Eso lo sabe todo el mundo”, resaltó.
Después de perder a su madre, que padecía de cáncer, el reguetonero radicado en Miami preguntó dónde estaban las disculpas de los medios que lo tildaron de doble moral o de comunista por visitar a su madre en Cuba.
Sobre la misma cuerda, afirmó que él “no iba a soportar que a mi mamá le faltara alguna parte de su cuerpo” y que tuvo que comprarle incluso un colchón antiescaras. “Nadie sabe lo que nosotros vivimos. Mi mamá no se lo merecía”, añadió.
En los últimos años El Yonki viajó varias veces a la isla para reencontrarse con su madre enferma y su hija Alejandra.
