¡Volvió Pánfilo a vivir del cuento otra vez!

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Reiniciaron este 4 de julio las andanzas televisivas del viejo Pánfilo en su vecindario poblado por añosos y pintorescos personajes, en el que muchos esperan ver resumida a Cuba toda, con sus risas, sus carencias y también sus ausencias. Las situaciones y conflictos humorísticos han tenido que reconfigurarse ante un nuevo panorama donde ya Ruperto no perseguirá a Cachita, ni Facundo Correcto buscará involucrar a Pánfilo y Chequera en conspiraciones cederistas.

El capítulo inicial de la nueva temporada, titulado “Ay, Jalisco, no te rajes”, conectó directamente con las últimas aventuras transmitidas hace unos meses, donde el romance dispar entre el carpintero emprendedor Chacón y la extra talla Milenita fue quebrado por los tejemanejes infieles de este socarrón antagonista de Pánfilo y su nueva amante Angelita.

Chacón sigue ganando un merecido protagonismo en la trama de Vivir del cuento, y su rol de contrafigura villana complejizándose, el personaje se desencasilla y sobre todo se desencadena, sosteniendo sobre sí casi todo el peso del relato de esta entrega.

Milenita lo atrapó en sus operaciones bígamas y lo abandonó, por lo que Chacón debe luchar por recuperar a su amada, para lo cual está dispuesto a hacer cualquier cosa, cualquier prejuicio, y “modernizarse” de sopetón. Para variar, la joven desea que la vuelva a enamorar, que le haga ofrendas románticas, algo diferente de sus usuales regalos caros, pagados a golpe de martillo en su carpintería privada y con las ganancias de su cafetería La Guapachosa.

Una serenata es la estrategia ideal para reconquistarla. Y Milenita lo sabe. El equívoco y el doble sentido vienen a dinamitar la sencillez de este relato, y el “trío” de músicos que esta le pide a Chacón es visto por este, Pánfilo, Chequera e Isidoro, como un trío sexual, que se le complica más a Chacón cuando advierte que en vez de “dos jamonadas y una lasca queso” tendrá que lidiar con “una jamonada y dos lascas de queso”. Y una de las lascas de queso se llama Armandito Mandarria. 

El equívoco se resuelve a mitad de capítulo y la serenata protagoniza la segunda mitad, con Pánfilo cantando con mariachi acompañante, para ayudar a que Chacón recupere al amor de su vida, que le guarda una sorpresa final para aleccionar su incurable poligamia que sostiene con “pastillitas” extras, lo hace ir a la conquista de Angelita. Al son de conocidas rancheras, la serenata avanza a trompicones, de balcón equivocado en balcón equivocado, hasta que, espantados por las vecinas molestas que ven su sueño interrumpido, dan con el balcón preciso. Y si no supo el desenlace, busque el programa online, persiga la risa, o si la vio, vuelva a reír y cantar rancheras.

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