Trovador fidelista se burla de periodista cubano exiliado por trabajar en una cadena de supermercados

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La respuesta que le dio el periodista cubano a este trovador prácticamente desconocido en Cuba fue lapidaria. Con ética y con gran altura y apego a los valores humanos.

En un episodio que roza lo tragicómico, el trovador cubano Ariel Díaz, conocido por su ferviente fidelismo y su escasa relevancia musical, ha decidido burlarse públicamente del periodista cubano exiliado Lázaro Chirino por trabajar en la cadena de supermercados Mercadona en España.

Díaz, quien es conocido escasamente en la isla, más que todo por su labor como ciberclaria en las redes, generando contenido poco ético, parece haber olvidado que la dignidad del trabajo no se mide por la notoriedad del empleador, sino por la honestidad y el esfuerzo de quien trabaja. La actitud de Díaz no solo es una falta de respeto hacia Chirino, sino también hacia millones de trabajadores que, con esfuerzo y dedicación, sacan adelante a sus familias en empleos que, aunque no sean glamorosos según su punto de vista, son esenciales para el funcionamiento de la sociedad.

Es irónico que alguien que se autodenomina trovador, y que debería tener una sensibilidad especial hacia las luchas del pueblo, se burle de un trabajador honesto como lo es este periodista cubano exiliado en España. Más aún cuando su propia carrera musical ha pasado absolutamente desapercibida para la inmensa mayoría del pueblo cubano, y su relevancia parece limitarse a sus publicaciones en redes sociales y a tocar en alguna que otra cantata revolucionaria donde apenas participan unas cientos de personas (y a veces menos)

En un mundo donde la honestidad y el trabajo duro deberían ser valores universales, las palabras de Díaz resultan no solo inapropiadas, sino también reveladoras de una mentalidad elitista y desconectada de la realidad.

Afortunadamente, la respuesta de Chirino nos recordó que la verdadera dignidad no se encuentra en los títulos o en la fama, sino en la integridad con la que se vive cada día, al responder con una elegancia que deja en evidencia la mezquindad de Díaz.

En una publicación en redes sociales, donde compartió el post del trovador ciberclaria, el periodista cubano expresó su orgullo por su actual trabajo en Mercadona, destacando que con su salario puede vivir decentemente y disfrutar de la vida sin tener que pedir limosnas (o «inventar» como hacen miles en Cuba). Además, señaló que trabaja en condiciones exigentes, moviendo a diario 200 metros cúbicos de comida refrigerada, y que, a diferencia de muchos en Cuba, puede permitirse hacer su compra del mes sin necesidad de robar.

Pero… ¿quién es Ariel Díaz? ¿Por qué ha sido noticia? ¿Por qué lo conocemos?

Díaz es más que todo conocido por su afinidad con el régimen cubano y su apoyo a figuras como Fidel Castro y Nicolás Maduro; además de por tener en ocasiones un comportamiento incoherente, como quejarse de la miseria en Cuba mientras defiende el sistema que la genera. Pero no es lo único en lo que se ha «destacado».

Ariel Díaz, defensor de Fernando Bécquer

Fue uno de los primeros trovadores cubanos que salió en defensa del trovador Fernando Bécquer, acusado, detenido, enjuiciado y hallado culpable de abusos sexuales; una conducta presuntamente «acorde» con sus principios, si nos guiásemos por una publicación hecha por Cubanos por el Mundo donde se le señala como un «gavilán viejo», que gusta de ir a tocarle canciones a las recién llegadas a estudiar en el 1er año de Periodismo.

El origen de todo está relacionado con una denuncia hecha por una de las denunciantes de Bécquer, Liliana H. Balance, quien fue pareja del trovador Ariel Díaz, quien la habría conocido en uno de esos encuentros a los que se hace referencia en el artículo de El Estornudo, entre trovadores jóvenes reconocidos y jovencitas recién llegadas a La Habana y recién arribadas a la mayoría de edad. Díaz conoció allí a Balance y un día la citó a un encuentro en casa de Fernando Bécquer, encuentro al que nunca él llegó, pero sí Bécquer, y abusó de Balance.

Y es que, según la historia ocurrida en el año 2006 y ahora narrada por Liliana H. Balance, «posiblemente haya actuado como un lobo de la camada llevándole una presa a sus pies al líder.

«(…) No teníamos donde vernos, y él (Ariel Díaz) propuso que nos viéramos en casa de Fernando Bécquer, a quien yo conocía de conciertos. Yo le pregunté a Ariel si podía confiar en Fernando Bécquer para eso, y me dijo que no había problema. Él me dio la dirección. El día en cuestión yo llegué a casa de Fernando antes que Ariel (…) cuenta Liliana al inicio de su denuncia -al enterarse de lo sucedido con su pareja, expresó en ese 2006:

Al explotar la bomba sobre Bécquer, 15 años después, Díaz le comentó a Liliana publicamente que él no se acordaba de los hechos tal y como ella los narró en su denuncia aparecida en El Estornudo, y de hecho intentó desviar la denuncia sobre los abusos sexuales continuados de Bécquer al campo de la «ética periodística» en un post que publicó en Facebook, argumentando que El Estornudo es un medio independiente, no reconocido por el gobierno cubano y marcadamente opuesto al oficialismo.

Díaz, tras muchas presiones, eliminó luego el post pero, las capturas de pantalla correspondientes fueron hechas, y circularon abiertas por el internet libre que el gobierno cubano intenta cada día controlar más.

noticia relacionada: «Trovadores» salen en defensa de Fernando Bécquer

Ariel Díaz, el fidelista

Su apoyo a Fidel se manifestó en una ocasión en la que subió a las redes una foto donde se le ve junto a Fidel Castro – foto en la que también está Fernando Bécquer – en la cual lucía «elegante», debajo de un sueter, un pullóver con la imagen del niño Elián González.

Para reafirmar este compromiso con SU Revolución y para hacerse notar en las redes, y agarrar seguidores al más puro estilo de El Necio, en octubre de 2020 le pidió al influencer cubano Alexander Otaola que lo incluyese en su famosa Lista Roja, aquella que le fue entregada en manos a Donald Trump con nombres de personas que no merecían estar viviendo en los EE.UU. y de otros que, como Díaz, no merecían entrar.

Para alguien que no mencionan siquiera en Radio Taíno y que jamás ha estado con Edith Massola en 23yM, parece que ese arranque patriótico no le sirvió y un mes después, en noviembre de ese mismo año, lanzó otro post quejica contrarrevolucionario, al quejarse públicamente que su salario no le alcanzaba para vivir.

El post, que duró apenas unas horas en Facebook antes de ser borrado muy revolucionaria y valientemente por él, estaba en este enlace, que luce así ahora.

Sin embargo, su contenido fue «consumido» a tiempo, para convertirse en noticia.

“Se recalienta mi laptop y se apaga, la batería murió también, en medio de tanto trabajo pendiente. Entonces se te enciende el bombillo, buscas entre los trastos, un par de fanes de PC, un transformador, plástico, huecos y construyes el disipador, en menos de una hora. Seguramente alguien repetirá aquello de ” qué ingenio el de los cubanos”, escribía el trovador.

“Pues no, yo hubiera cambiado todo mi ingenio por poder tener acceso a las cosas necesarias, pagarlas con mi trabajo. Estoy harto de “inventar” de tener “chispa”, de ser “una mente”. Quiero ser normalito, uno más que compra lo que necesita. El ingenio no sustituye la precariedad”, dijo.

Ya se había quejado antes, es verdad, en febrero de ese mismo año, cuando se preguntó: «¿Hasta cuándo tenemos que vivir como animales?».

Lo hizo para quejarse del mal estado del edificio donde vivía y las escasas soluciones que funcionarios castristas le daban al respecto.

“¿Hasta cuándo vivir como animales? Esta vez no voy a suplicar atención ni a encontrar soluciones (…)», dijo. Y se atrevió incluso a decir: «Solo queda la opción del estallido”, amenaza que al parecer muchos cubanos le copiaron la idea, pues un año y medio después se lanzaron a las calles.

“Advierto a las autoridades pertinentes. Cuando aparezca el letrero, suenen las cazuelas en la calle o se aparezca un grupo de vecinos a buscar agua al Hotel Manzana, o a los otros que sí tienen agua las 24 horas, no vayan a acusar a nadie de ‘estar al servicio del enemigo’. Es, simplemente, que las autoridades no están al servicio del pueblo”, escribió el trovador.

Agregó en aquel momento que las autoridades los habían “engañado” a él y a sus vecinos del edificio en Centro Habana, ubicado en la Calle Reina número 109, en los altos de la tienda Ultra.

“Prometieron atención especial a este caso, prometieron tres pipas de agua a la semana para llenar la cisterna, prometieron hacer un ‘levantamiento’ para acabar con las irregularidades dentro del edificio, ladrones de agua, exceso de tanques de almacenamiento que amenazan con sobrecargar el inmueble y afectar su estructura so pena de multas, prometieron, prometieron, prometieron… De eso hace ya más de dos meses”. contó.

Y agregaba:

“Durante el mes de enero solo se puso el agua tres veces sin la fuerza necesaria para llenar los tanques de reserva, febrero va por tres también. Corrupción, una encargada del consejo de vecinos que no da la cara, vive en el primer piso y tiene exceso de tanques que se llenan sin problema antes de subir el agua a los dos pisos superiores.”

Por si fuera poco acusaba a «los demás», de orinar en los balcones, defecar en bolsas de nylon o papeles periódicos que luegos son arrojados a la calle.

“Mi compañera no ha podido trabajar, sus nervios empiezan a colapsar, nuestro niño de siete años ha faltado a la escuela varias veces, pues tienen que emigrar una y otra vez hacia mi casa en otro barrio lejano”, agregó. “Esta mañana nuestro niño pequeño nos ha dicho: ‘compremos un pasaje y vayamos a vivir a otro país’. Triste, pero no tan desacertada, es la inocencia infantil. La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Tal vez estamos en el final del final”, culminó su denuncia de febrero de 2020.

El post, que se encontraba en este enlace, tampoco existe. De hecho, como el anterior, fue borrado un par de horas después de haberse publicado.

Se presume que fue un intento de revindicación de un post anterior, también publicado y también borrado, en el que de manera sarcástica se quejaba de que los frijoles que vinieron por la bodega, vinieron con «casi un cuarto de libra de suelo patrio». Es decir: con fango, piedras y tierra.

Después de todo eso volvió a ser noticia cuando en agosto del pasado año, firmó una carta en apoyo al fraude orquestado en Venezuela por el dictador Nicolás Maduro.

noticia relacionada: Raúl Torres, Israel Rojas, y Ariel Díaz: algunos de los trovadores cubanos que apoyan el fraude en Venezuela

Poco se supo de él hasta el Sol de hoy en que, burlesco, ha bajado en categoría para pretender tomarlas con el periodista cubano que, según pudo conocer Cuballama Noticias, vive en un edificio remodelado recientemente, donde los vecinos no orinan en los balcones ni defecan en jabas de nylon, y con un supermercado en la esquina donde se puede comprar la comida del mes, porque el salario alcanza.

Incluso, para comprarse un iPhone, y no un Android.

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