El caso de 1ra y 70 queda como síntoma y alerta. Detrás de las imágenes hay historias de ruptura familiar y carencias materiales que requieren algo más que retirar a los menores del jardín de un hotel: políticas sostenidas de protección, acompañamiento psicosocial y transparencia institucional para que la próxima foto no se repita unas cuadras más allá.
Los relatos, compartidos como publicaciones y fotografías, combinan descripciones médicas, testimonios de vecinos y reclamos por la inacción de las autoridades locales, y llegaron acompañados de un clamor por justicia que se repite en los comentarios.
La noticia provocó una ola de reacciones en redes sociales. Decenas de usuarios, muchos también desde Cuba, coincidieron en que el nivel de estrés, hambre y desesperanza ha alcanzado un punto insostenible. “Han llevado al cubano a un nivel psicológico y de estrés que nos está matando. Ya el cubano ha perdido toda esperanza de vida”, escribió una usuaria, mientras otra añadía: “El nivel de estrés por hambre y apagones rebasa los límites. Solo hay que ver los rostros”.
El caso de El Taiger representa un giro interesante - en caso de que el régimen quiera cambiar su política hacia el género y los llamados "intrusos del arte" -, ya que el régimen ha tenido que adaptar su postura ante la presión de la popularidad del reguetón y la influencia que este tiene en la juventud cubana
La lucha de El Taiger contra sus demonios, vistos como las adicciones y su vida expuesta a través de las redes sociales, lo humanizan ante su público, quienes ven en él no solo a un músico, sino a un reflejo de sus propias batallas internas y colectivas. Sin embargo, su trayectoria también pone de manifiesto las limitaciones del entorno que lo rodea, donde el éxito puede ser efímero y las expectativas, a menudo, insostenibles.
Las mujeres y niñas cubanas siguen enfrentando altos niveles de violencia y desprotección. Es crucial que las autoridades cubanas tomen medidas inmediatas y contundentes para garantizar la seguridad y los derechos de todas las mujeres en el país.
Walfrido Hernández, descrito por su familia como un dedicado padre y abuelo, así como el cuidador de su abuela de 93 años, había desaparecido desde la mañana del miércoles, después de salir de su hogar con el simple propósito de comprar pan.
Las autoridades han calificado el descubrimiento de este pozo como una hazaña tecnológica que dará un “aporte al objetivo estratégico de la autosuficiencia energética del país".