En las montañas de Santiago de Cuba, convertida en una rica región cafetalera en tiempos de la colonia, muchos consumen hoy “el café de los pobres”, el cual hacen con platanillo, una planta silvestre.
Según contó una santiaguera llamada Miladys a su coterráneo, el sacerdote Leandro NaunHung, “la mata de café” en la zona en la que ella vive, a las afueras de la ciudad de Santiago, “se llama platanillo”.
“No tenemos café. El café que tenemos ahora es éste”, dijo para explicar que la escasez los ha obligado a poner a secar las semillas de platanillo, tostarlas y molerlas, para poder tomar café.
“Gracias a Dios hasta el momento no se han muerto las personas”, añadió en un video compartido por el propio cura, que quiso saber si tomar café de platanillo es dañino para la salud.
De acuerdo con esta mujer de 54 años, en cuya familia desde que ella tiene “uso de razón” se ha hecho café de platanillo, de la raíz de esta planta se hace té para los riñones.
“Aquí todo el mundo se toma el café de platanillo ligado con el de la tienda o con el grano para hacerlo crecer”, detalló a NaunHung quien, además de llevar la palabra de Dios a la serranía santiaguera, muestra cómo “cada día es más dura la vida en el campo”, ya que “el acceso a las cosas más básicas para la vida se han convertido en un lujo”.
No pocos internautas han lamentado la realidad expuesta por NaunHung, quien es conocido por brindar herramientas a los cubanos para enfrentar la crisis.
“Es triste que en una zona productora de café donde hace siglos los colonos franceses producían café, en pleno siglo XXI se tenga que tomar invento de platanillo” y “Yo había oído hablar de eso allá por los 90, cuando cayó el Socialismo y Cuba se quedó en la ‘fuacata’”, comentaron algunas usuarios.
Otros resaltaron que “mi abuelita lo daba antes a quien tenía hepatitis” y que “dicen que eso da un dolor de barriga tremendo”.
Muchos cubanos creen que el platanillo sirve para tratar la impotencia, infecciones vaginales y la cistitis, y que tiene propiedades astringentes, diuréticas, antisépticas, cicatrizantes, hemostáticas o antiulcerosas.
Extrema y surrealista, esta es solo una de las experiencias compartidas por NaunHung para dar a conocer las precarias condiciones en que viven muchos cubanos.
No obstante, las limitaciones para acceder al café son de los menores problemas de una población cuyo déficit alimentario es palpable desde hace décadas y se ha agravado en los últimos años debido a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la inflación, la crisis energética y el recorte de los productos racionados que vende el Gobierno.