En la mañana del 12 de abril de 2019, la vida de los médicos cubanos Landy Rodríguez Hernández, cirujano, y Assel Herrera Correa, generalista, cambió para siempre. Efectivos del movimiento terrorista yihadista Al Shabaab de Somalia los secuestraron en horas matutinas camino a la ciudad keniana de Mandera, cerca de la frontera somalí, cuando se dirigían desde su hospedaje al hospital donde cumplían misión médica.
El policía que acompañaba como protección a los médicos cubanos fue ultimado a balazos y los galenos raptados para solicitar por ellos millón y medio de dólares de rescate, algo denegado desde el primer momento por el gobierno de Kenia, no dispuesto a ser presionado por terroristas. Las autoridades cubanas nunca se han referido al pago del dinero, manteniendo hasta ahora un discurso vago que no deja de asegurar que se trabaja para rescatarlos, y mantiene el tema en bajo perfil en los medios de comunicación oficiales.
El tuit publicado hoy por el mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez es quizás la publicación más relevante que las autoridades de la isla hayan hecho al respecto, aunque mantiene el mismo tono impreciso: “Hoy se cumplen tres años del secuestro de nuestros médicos Assel y Landy”, enuncia el texto. “Continuamos infatigablemente realizando gestiones para su regreso seguro a la Patria junto a sus familias”, asevera, sin especificar qué tipo de gestiones se están haciendo, ni con quién, ni los posibles avances y retrocesos al respecto. Poco se conoce además de la integridad de los profesionales.
En diciembre de 2019, la Viceministra Primera cubana, Inés María Chapman, realizó un un viaje oficial a Kenia y a su regreso declaró que los médicos cubanos “estaban bien” y que los gobiernos keniano y el de Cuba, continuaban “sus esfuerzos” para lograr su liberación.
Hace alrededor de un año, en abril de 2021, el portavoz del gobierno de Kenia, Cyrus Oguna respondió con igual ambigüedad de que el propio esfuerzo que estaba haciendo su administración suponía “una indicación de que estaban vivos”, luego de afirmar, sin ofrecer detalles, que se estaba “trabajando con nuestros vecinos y socios para garantizar su liberación segura”, y así “puedan reunirse con sus familias”.
En septiembre del pasado año, el Ministro de Salud José Ángel Portal prometió una vez más que se estaba trabajando “ininterrumpidamente por traerlos de vuelta”, sin ofrecer ningún otro detalle específico de las gestiones que se realizaban, de la postura de los secuestradores. Tampoco el gobierno cubano ha recriminado con dureza a los yihadistas, ni les ha dedicado adjetivos ofensivos, ni los ha tildado de criminales. Su posición respecto a estos guerrilleros es prácticamente desconocida.
En octubre de 2020, una “falsa alarma” brindó una efímera esperanza a los familiares de los médicos, cuando una fuente anónima, presuntamente de la policía de Kenia, informó a los medios que Landy y Asel habían sido liberados. Al poco tiempo esto fue desmentido por las autoridades kenianas y cubanas. El Ministro de Relaciones Exteriores, Ahmed Ise Awad, declaró a la agencia AFP que la noticia era falsa, y el director de comunicaciones del MINREX, Juan Antonio Fernández, desmintió la noticia en su perfil de Twitter.
No se sabe si Landy y Assel volverán. Nadie lo ha prometido. Poco se habla de ellos. No hay condenas públicas en Cuba para los secuestradores. No se les tilda de criminales, de salvajes. Son un contrincante oculto con el que se está “trabajando incansablemente”. Solo queda esperar por un regreso incierto, garantizado por promesas difusas.
