Un informe del CSIS y una audiencia en el Congreso de EE.UU. dicen que sí, que China está ampliando su presencia con bases de inteligencia a 90 millas.
Las relaciones estrechas entre China y Cuba han vuelto a colocarse en el centro del debate político en Washington, luego de que nuevas evidencias reforzaran las sospechas de que el régimen cubano está colaborando con Beijing en la instalación de bases de inteligencia de señales (SIGINT) a escasos 90 millas de la costa estadounidense.
Durante una audiencia del subcomité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, legisladores republicanos y demócratas manifestaron su creciente alarma por los hallazgos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). Usando imágenes satelitales comerciales, el CSIS identificó al menos cuatro instalaciones en la isla, supuestamente dedicadas a labores de vigilancia electrónica, siendo la más destacada la del municipio de Bejucal.
Allí, según el informe, se han hecho notorias remodelaciones recientes, incluyendo la instalación de un sistema de antenas circulares (CDAA), capaz de interceptar señales de radio de largo alcance. Este tipo de tecnología no solo permitiría a China monitorear movimientos militares en el sur de EE.UU., sino también recopilar datos de interés económico, gubernamental y comercial.
“Estamos ante una de las operaciones de inteligencia más descaradas jamás intentadas tan cerca del territorio continental de EE.UU.”, declaró el congresista Carlos Giménez, republicano por Florida. “Nuestros adversarios están en la puerta. Es momento de actuar con contundencia”, añadió.
El informe del CSIS también reveló otros tres puntos sensibles en Wajay, Calabazar y El Salao. Este último, ubicado en el oriente de Cuba, habría detenido sus obras recientemente, lo cual algunos expertos atribuyen a la presión pública y la visibilidad internacional del tema.
Aunque el gobierno chino calificó de “infundadas” las acusaciones y el portavoz de su embajada en Washington habló de “especulaciones maliciosas”, las inquietudes en el Capitolio van en aumento. La congresista demócrata LaMonica McIver recordó que desde 2005, China ha invertido cerca de 8 mil millones de dólares en Cuba y alertó sobre las consecuencias de haber reducido la presencia diplomática y económica de EE.UU. en la región.
Expertos como Ryan Berg (CSIS) y Leland Lazarus (Florida International University) señalaron que el régimen cubano ha permitido el uso de tecnología china en aeropuertos, puertos y redes digitales, lo que podría facilitar la recopilación de datos sensibles más allá de las fronteras cubanas. “El modelo chino en Cuba va más allá del espionaje tradicional: estamos viendo autoritarismo digital, infraestructura portuaria con doble uso y vigilancia espacial”, apuntó Lazarus.
Según Andrés Martínez-Fernández, de la Heritage Foundation, esta estrategia encaja en un patrón más amplio de expansión china en América Latina y el Caribe, donde embajadas desproporcionadas, estaciones de monitoreo espacial y acuerdos de infraestructura permiten a Beijing establecer una red de control y vigilancia hemisférica. “Cuba es el nodo más visible, pero no el único”, advirtió.
Washington ya reconoció en 2023 la existencia de una base china operativa desde al menos 2019 en la isla, tras haberlo negado inicialmente. La historia de espionaje en Cuba no es nueva: durante la Guerra Fría, la URSS operaba en la isla instalaciones como el complejo de Lourdes, que proporcionó hasta el 75% de la inteligencia soviética sobre EE.UU.
La diferencia ahora es que, a juicio de muchos analistas, China está usando esa herencia para cimentar su propia red, mientras ofrece apoyo financiero y tecnológico a un gobierno cubano en plena crisis económica, con apagones generalizados, inflación del 30% y una migración masiva que ya supera el 10% de su población.
En respuesta, varios legisladores proponen medidas como ofrecer sesiones informativas clasificadas a todo el Congreso, hacer pública más evidencia satelital para presionar a China, y reforzar la ciberseguridad de empresas y entidades cercanas a las costas del sureste estadounidense, incluyendo instalaciones estratégicas como el Comando Sur, Cape Canaveral y la base de submarinos de Kings Bay.
«El error ha sido mirar a la región solo cuando hay crisis. China no actúa así. Tiene un plan. Nosotros debemos tener uno también», concluyó Lazarus.
con información de: Fox News, SCMP, WNG y CSIS (ver aquí las imágenes)