Los boxeadores cubanos Albert González (82 kg) y Carlos Castillo (+92 kg) decidieron abandonar la delegación cubana que participa en la Copa del Mundo de Colonia, Alemania.
La sangría del movimiento deportivo cubano no se detiene. Más de un centenar de atletas de la Isla han decido salir del país en el presente año, entre ellos varias de los principales exponentes en algunas disciplinas, lo cual nos obliga a pensar que las comitivas de la Isla afrontarán grandes dificultades para conseguir actuaciones destacadas en las citas multideportivas regionales y continentales que se realizarán en el 2023 en San Salvador y Santiago de Chile, respectivamente.
Una de las disciplinas más afectadas por el éxodo creciente es el boxeo, el llamado buque insignia del movimiento deportivo cubano por sus estelares resultados en Juegos Olímpicos, Panamericanos y Centroamericanos. Solo en el 2022, han tomado otro rumbo o han sido apartadas varias figuras ya establecidas en la selección nacional, como el titular olímpico Andy Cruz, el monarca mundial juvenil Kevin Brown, y los prometedores Heinrich Ruiz, Billy Rodríguez, Dainier Peró y Osvel Caballero.
Ni siquiera la inserción de boxeadores cubanos en el profesionalismo ha frenado la salida de los pugilistas, de hecho, Billy Rodríguez y Osvel Caballero decidieron no regresar a la Isla justo después de pelear y ganar en carteleras profesionales.
Por supuesto, el caso más sonado entre todos estos es el de Andy Cruz, quien fue apartado de la selección nacional para el primer tope profesional de la misma, alegando que tenía un déficit de preparación. Después, se rumoró que el matancero Andy Cruz se había marchado del país, pero en realidad fue sorprendido en un intento de salida ilegal, por lo que fue expulsado definitivamente del movimiento deportivo cubano.
Los motivos de estas deserciones son diversos, aunque hay dos razones fundamentales para entenderlos. En primer lugar, está el deseo de los boxeadores cubanos de probarse en escenarios de mayor nivel, y en segundo, la necesidad de ser remunerados sin dilaciones por sus peleas en cualquier arena. Varios pugilistas de la Isla han alegado atrasos considerables en sus pagos, lo cual es un problema muy grave que termina por enterrar la poca confianza de estos atletas en su movimiento deportivo.
Estos son pésimos precedentes que comienzan a abrir una brecha insalvable para el boxeo cubano, que corre el riesgo de perder a más estrellas ya establecidas y, lo que es peor, a jóvenes promesas que se supone sean el futuro de la disciplina en el país.
Tales son los casos de los habaneros Albert González (82 kg) y Carlos Castillo (+92 kg), quienes decidieron abandonar la delegación cubana que participa en la Copa del Mundo de Colonia, Alemania, según una nota publicada por las autoridades deportivas de la Isla.
Castillo fue campeón nacional en la última edición del torneo Playa Girón, mientras González se quedó sin preseas en dicha cita luego de caer frente al espirituano Jorge Cuéllar en la división de 75 kilógramos. En cualquier caso, son dos talentos que tenían perspectivas para buscarse un puesto en la selección nacional para eventos importantes, pero el panorama ha cambiado.
Los dos boxeadores cubanos buscarán a partir ahora nuevas oportunidades, probablemente en carteles profesionales en Europa, o quizás asuman el reto de ir a Estados Unidos, donde cada vez es más palpable la presencia de cubanos con opciones reales de plantarse en peleas de máximo nivel.
Figuras como Yordenis Ugás, Erislandy Lara, Luis Ortiz, Robeisy Ramírez o David Morell, por solo mencionar algunos nombres, han vuelto a colocar a Cuba en un lugar destacado del mapa boxístico profesional, lo cual seguramente abrirá muchas puertas para los talentos que vayan llegando a esos escenarios.
