El ministro de relaciones exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, declaró a la televisora catarí Al Jazeera y a la agencia rusa RIA que “la tercera guerra mundial sería nuclear y devastadora. El presidente estadounidense Biden, un hombre experimentado, había comentado que la alternativa a la guerra son únicamente las sanciones”, y manifestó el “peligro real” que enfrentaría Rusia si Kiev adquiriera armas nucleares.
Esta es la primera vez que un funcionario de tan alto rango menciona el alta voz el fantasma que tiene a muchos sin dormir desde que se intensificó irreversiblemente las tensiones entre Rusia y Ucrania en lo que va de 2022.
La mención de una tercera guerra mundial sucede en el momento que la escalada del ejército ruso sobre la nación invadida se recrudece para tratar de quebrar la resistencia que dio al traste con el inicial plan de Putin de acometer una incursión relámpago para destituir el gobierno de Volodímir Zelensky.
A la vez, la escalada de sanciones económicas de Occidente a Rusia alcanza picos igualmente altos, con graves impactos para las economías del gigante auroasiático, cuya “soledad” política global quedó evidenciada en la reciente reunión de la Asamblea General de la ONU, donde 141 naciones “deploraron” la invasión, y solo 5, incluida Rusia, se opusieron. 35 países decidieron abstenerse, entre los que se halla China y Cuba y otros aliados manifiestos de Putin, que comienzan a mostrar síntomas de indecisión.
Lavrov dijo al respecto que “Rusia tiene muchos amigos y no puede ser aislada”, aseverando que el país está “listo” para afrontar todas las sanciones que le han impuesto la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, y lamentó que involucraran a deportistas, intelectuales, artistas y periodistas.
Asimismo, Lavrov manifestó la disposición de Rusia a celebrar una segunda ronda de negociaciones con las autoridades ucranianas, a las que acusó de demorar estas “por órdenes estadounidenses”.
Entretanto, la ciudad portuaria de Mariúpol, al sureste de Ucrania, reporta fuertes bombardeos deliberados por parte de los invasores rusos a las infraestructuras civiles, que está dejando a la población sin abasto de agua, calefacción y electricidad. Según informan fuentes del ayuntamiento a la agencia Reuters, es imposible evacuar a los habitantes así como hacerles llegar suministros.
A la vez que sucede este cerco a Mariúpol, la sobreviviente del sitio nazi a la ciudad rusa nombrada entonces Leningrado, Elena Osipova, de 81 años, fue arrestada por la policía rusa por protestar contra la guerra en la propia San Petersburgo.