El 1 de agosto, una intensa persecución policial en Miami-Dade, Florida, culminó con un dramático vuelco de un camión, tras una serie de colisiones provocadas por el conductor de una camioneta GMC Denali negra reportada como robada en el condado Broward.
El incidente, que desató una amplia cobertura mediática, puso de relieve otra vez la cuestionada respuesta de las autoridades locales y la consiguiente pregunta: ¿es necesario una persecución local de este tipo?
El suceso, cuyas imágenes fueron reveladas por Telemundo51, comenzó cuando la policía de Miami-Dade fue alertada sobre el vehículo robado, desencadenando una persecución de alta velocidad que involucró a varias patrullas.
Según informes de las autoridades, el conductor del GMC Denali, identificado como Joseph Samuel Gianino, de 35 años, mostró una temeraria indiferencia por la seguridad de los demás al embestir a varios coches durante su fuga. Entre los vehículos afectados estaba un Mercedes blanco, que sufrió daños significativos.
A medida que la persecución avanzaba hacia el este por la Palmetto Expressway, la situación se tornó aún más peligrosa. Al aproximarse al intercambio de Golden Glades, el GMC Denali chocó contra tres vehículos adicionales antes de colisionar con un camión de caja, que a consecuencia del impacto terminó volcando. Este último choque ocurrió cerca de la rampa de acceso a la State Road 91 desde Northwest 7th Avenue, donde el camión quedó finalmente inmovilizado en el hombro de la carretera.
El conductor intentó huir a pie, pero fue prontamente detenido por las autoridades que lo aprehendieron a punta de pistola. Gianino ahora enfrenta múltiples cargos, incluyendo fuga y elusión agravada causando lesiones, robo de un vehículo motorizado, abandono de la escena de un accidente y conducción con una licencia suspendida. Cabe destacar que ya estaba en libertad condicional por delitos similares.
Sin embargo, el incidente trae a colación otra vez los desafíos que enfrentan las fuerzas del orden en el manejo de persecuciones de alta velocidad, y pone de manifiesto los peligros que estos eventos representan para la comunidad. El caso ha generado un debate sobre la eficacia de las tácticas de persecución y sus riesgos inherentes, especialmente en áreas densamente pobladas como Miami-Dade.
¿Por qué no perseguirlos en silencio o no tan cerca? ¿Por qué no solo perseguirlos mediante el uso de helicópteros?
Las preguntas y dudas son muchas, pero en una vía rápida, especialmente en momentos de tráfico, es bastante difícil controlar estas acciones y estos videos son un recordatorio crudo de la delgada línea que existe entre el mantenimiento del orden y la seguridad pública.
Mientras las autoridades continúan evaluando y adaptando sus protocolos de respuesta, buscando soluciones que mejoren la seguridad sin comprometer la eficiencia de la ley, hay una buena parte de la comunidad que argumenta que estas persecuciones, cuando no son seguras, y aquellas que surgen no ya de un robo, un asalto o un asesinato, sino de una parada de tráfico, deben usarse otras estrategias para la búsqueda y persecución.
A la mente de muchos en el condado de Miami-Dade, viene claro, lo sucedido en diciembre de 2019, cuando una persecución policial en Miami-Dade que involucró a un camión de UPS secuestrado terminó trágicamente con un tiroteo que resultó en la muerte de cuatro personas, incluyendo al conductor del camión, un transeúnte y los dos sospechosos del robo.
El incidente comenzó con un robo a una joyería en Coral Gables, donde los sospechosos secuestraron el camión de UPS y tomaron como rehén al conductor mientras huían de la policía. La persecución, que fue feroz en todos los sentidos, culminó en un enfrentamiento a tiros en un cruce muy transitado en Miramar durante la hora pico, involucrando a numerosos oficiales de policía que usaron sus vehículos como escudos improvisados.
El enfrentamiento y la respuesta de los oficiales han sido objeto de críticas y análisis, especialmente en relación con las tácticas empleadas y la seguridad de los civiles en situaciones de alto riesgo.
La familia del conductor del UPS, Frank Ordonez, y otros criticaron la manera en que la policía manejó la situación, argumentando que las acciones policiales contribuyeron a las trágicas muertes. Posteriormente, cuatro oficiales fueron acusados de homicidio involuntario en relación con el incidente, marcando un raro caso de rendición de cuentas en enfrentamientos policiales.
Este caso ha alimentado un debate continuo sobre las tácticas de persecución policial y el uso de la fuerza, especialmente en situaciones donde los civiles están en riesgo. También ha generado discusiones sobre cómo mejorar las respuestas policiales para prevenir tragedias similares en el futuro.
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