Mientras se multiplican los signos de malestar ciudadano por las nuevas tarifas de ETECSA, el régimen cubano refuerza su núcleo militar al otorgar el grado de general de Cuerpo de Ejército a Lázaro Alberto Álvarez Casas, ministro del Interior y figura clave en la represión de la disidencia tras el 11J.
En un momento de renovada agitación social en la isla, marcado por expresiones públicas de inconformidad de estudiantes universitarios y sectores profesionales, el poder político-militar en Cuba ha enviado una señal clara de reafirmación interna: el ascenso de Lázaro Álvarez Casas, titular del Ministerio del Interior (MININT), al grado de general de Cuerpo de Ejército. Esta designación lo convierte en el militar activo de más alto rango en el país, después de Raúl Castro.
El acto de ascenso, celebrado el 6 de junio durante la ceremonia por el aniversario 64 del MININT, también contó con la presencia del mandatario Miguel Díaz-Canel. Según la orden firmada por Castro y el propio presidente, se reconocen en Álvarez Casas “su preparación, disposición combativa y fidelidad al Partido y a la Revolución”, además de “su firmeza y serenidad para enfrentar diferentes situaciones”.
La promoción de Álvarez Casas tiene un peso político considerable. Como miembro del Buró Político del Partido Comunista, su figura trasciende el ámbito estrictamente militar y se proyecta como un operador clave en la estructura de poder del Estado cubano. En particular, ha sido identificado por organismos internacionales como responsable directo de la represión contra manifestantes durante el estallido social del 11 de julio de 2021 y otras expresiones de disidencia posterior.
Su gestión al frente del MININT desde 2020 ha estado marcada por una intensificación de la vigilancia, la criminalización del activismo cívico y la cooperación en materia de seguridad con aliados autoritarios en Rusia. Bajo su mando, se han ampliado las capacidades tecnológicas del aparato represivo, mientras se consolidan prácticas que restringen derechos fundamentales como la libertad de expresión, asociación y manifestación.
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El ascenso ocurre en un contexto de creciente irritación social por decisiones gubernamentales impopulares, como el reciente aumento de tarifas de la empresa estatal ETECSA, criticado por amplios sectores sociales, incluidos estudiantes y docentes de Derecho de la Universidad de Holguín. Esta coincidencia temporal entre el descontento juvenil y la reafirmación de figuras militares refuerza la idea de que el aparato de seguridad sigue siendo el eje sobre el cual el régimen deposita su capacidad de control y respuesta.
A nivel institucional, Álvarez Casas se suma a una reducida élite de generales del Ejército: Álvaro López Miera (ministro de las FAR), Roberto Legrá Sotolongo y Joaquín Quintas Solá. Estos mandos encabezan regiones estratégicas y órganos claves de la defensa, manteniendo una influencia determinante sobre las decisiones más sensibles del país.
En el plano internacional, la figura de Álvarez Casas ha sido blanco de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos. En enero de 2021, fue incluido en la lista Global Magnitsky por “su complicidad en abusos contra el pueblo cubano”, según expresó en su momento el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo. Esta designación lo convierte en uno de los pocos funcionarios cubanos señalados individualmente por violaciones a los derechos humanos a nivel global.