No fue una escena de telenovela ni una producción de Netflix. Fue la vida real, cruda y sin maquillaje. William Levy, ícono del drama latino y eterno galán de pantalla, terminó la noche del lunes 14 de abril en una celda del condado de Broward tras ser arrestado por conducta desordenada, intoxicación pública e irrupción no autorizada en un restaurante. El apodo de “Brad Pitt cubano” revivió… pero no como él habría deseado.
Las luces de Weston, una tranquila ciudad a las afueras de Miami, alumbraron esta vez un episodio nada glamuroso. Según el informe del Sheriff, William Levy fue detenido tras protagonizar un altercado en el restaurante Baires Grill alrededor de las 10:10 p.m por supuesta embriaguez, disturbios y negativa a abandonar el local, pese a las advertencias del personal y la policía.
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El actor compareció al día siguiente ante un juez. Esposado, serio, y con los flashes digitales apuntándole más por vergüenza que por fama. El magistrado fijó una fianza de 500 dólares, deseándole buena suerte como quien despide a un protagonista en caída libre. Porque sí, en este episodio él era el antihéroe.
Pero lo que realmente encendió la conversación en redes sociales no fue el arresto en sí, sino el polémico apodo resucitado por medios como TMZ: “El Brad Pitt cubano”. Esa simple frase encendió una guerra de comentarios entre fans y detractores, entre latinos indignados y gringos fascinados por el chisme. Mientras unos defendían el atractivo de Levy con fervor casi patriótico, otros lo reducían a un intento fallido de comparación.
“Ya quisiera él”, “Ni al tobillo le llega”, “Yo soy cubano y aquí nadie lo llama así”, “¿Por qué no ponen su nombre, es igual de famoso?”, o incluso “Luce mejor que Brad cuando era joven”, fueron algunos de los comentarios que se cruzaron como puñales virtuales.
Esta disputa superficial sobre quién es más guapo -¿Brad o William?- oculta una cuestión más profunda: ¿por qué aún medimos el valor de los artistas latinos según patrones hollywoodenses? ¿Necesita William Levy ser el “Brad Pitt de Cuba” para validarse como estrella?
Una usuaria lo resumió así: “¿El Brad Pitt cubano? Cariño, este es William Levy, está a un nivel internacional totalmente diferente. Mi abuela, madre, sobrina y yo nos hemos enamorado de este hombre a lo largo de los años. Pongan un poco de respeto en su nombre”.
A sus 44 años, el actor lleva décadas construyendo una carrera sólida, tanto en América Latina como en Estados Unidos. Además de su prolífico paso por incontables telenovelas, fue finalista de “Dancing with the Stars” en 2012 y ha participado en películas como “Resident Evil: The Final Chapter” y “Girls Trip”.
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Hace poco más de un año, su vida personal volvió a ser foco de atención por presuntas disputas domésticas con su expareja, la también actriz Elizabeth Gutiérrez. No hubo cargos formales, pero los rumores no necesitaron pruebas para convertirse en titulares. El arresto reciente parece otro capítulo de una narrativa en la que el brillo de la fama se mezcla con sombras cada vez más densas.