Un agente del Centro de Información de Mando de la policía cubana rechazó de forma tajante una llamada de emergencia médica y, tras decir a su interlocutor que se comunicara con el 104, colgó.
De acuerdo con un reporte del estatal Tribuna de La Habana, personas que intentaban auxiliar a una mujer que se desplomó tras quejarse de un dolor realizaron la infructuosa llamada al 106, y más tarde no pudieron comunicarse con el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) porque había congestión en las líneas.
“¡Por favor, una ambulancia… urgente, una mujer… un dolor!”, dijeron al operador del 106 de la policía cubana, según relata el medio local.
—“Eso no es aquí, llame al 104”, respondió el agente de la PNR.
—“Pero, mire…”, se escucha el tono de cuando cuelgan.
Según la fuente oficialista, en medio de la desesperación, otras personas llamaron al número telefónico del SIUM, pero las líneas estaban congestionadas.
Por su parte, varios transeúntes intentaban parar algún auto que trasladara a la mujer a un hospital y casi cerraron el tráfico en Santa Catalina y Vento, frente a la fábrica de refrescos.
Pero nadie paraba, ni siquiera los vehículos con matrícula estatal que circulaban en ese momento por la avenida. Eran apenas las seis de la tarde.
“¡La solidaridad se ha perdido!”, “¡Qué vergüenza, nadie para!”, “Pero, qué le pasa a la gente”, “¡Qué lástima no haberle tirado una foto a las chapas!”, decían las personas ante la impotencia, según relata el periódico habanero.
Finalmente, un italiano que conducía un carro particular se detuvo y preguntó dónde quedaba el hospital más cercano para llevar a la paciente, lograron acostarla en el asiento trasero y un joven se montó también para indicarle el camino.
El medio manejado por el Partido Comunista de la capital cubana se cuestionó la ausencia de valores de los choferes que ignoraron la urgencia: “¿En esto nos hemos convertido, personas insensibles y egoístas? ¿Cuál es el riesgo de que se rompa el equilibrio entre la solidaridad y la insensibilidad?”, se preguntó la autora del reporte.
Pero el relato tiene, además, otro trasfondo que la periodista prefirió no tratar. El sistema de urgencias cubano atraviesa una crisis de tal magnitud que desde hace años no ofrece garantías a los enfermos.
Una ambulancia en Cuba puede aparecer a las horas de haberla solicitado, en muchos casos el auxilio no llega a tiempo. A veces a veces ni si quiera hay un vehículo de ese tipo disponible cuando se le necesita.
Por otra parte, es absurdo que la policía no pueda atender ese tipo de llamadas o al menos tener la posibilidad de desviar la comunicación directamente al SIUM, como ocurre en otros países.
La respuesta de un operador de una línea de emergencia no puede ser “eso no es aquí, llama a tal número”, y de inmediato desentenderse del problema, mucho menos cuando hay una vida en juego.
