Parece poco probable encontrar en el mundo del deporte actual, en algún país, que un hombre que debió ser sancionado de por vida por atentar contra la vida de una persona sea el principal encargado de velar por la justicia en el deporte nacional.
Pues eso pasa en Cuba. El Jefe de Reglas y Arbitraje del Béisbol, César Valdés, fue colocado en ese cargo por las autoridades cubanas a pesar de que en 2002 le dio una golpiza de forma traicionera a un periodista deportivo oficialista.
En estos días Valdés está en el centro de la atención junto a otros directivos de la Federación Cubana de ese deporte por continuos desatinos ocurridos en la 63 Serie Nacional, sin embargo la actitud de este funcionario ha sido culpar a sus subordinados, lamentablemente con el visto bueno de la televisión estatal.
¿Qué se puede esperar del arbitraje del béisbol en Cuba si su principal responsable es el protagonista de la más grave agresión física a un periodista deportivo? alertó con un post en sus redes sociales el veterano periodista deportivo Miguel Hernández
«Al margen de la crisis en la justicia beisbolera, se debiera exigir en primera instancia la RENUNCIA DE CESAR VALDÉS, al frente del arbitraje de la pelota nacional. La Iglesia en manos de Lutero», escribió Hernández al recordar por estos días que en 2002 este señor agredió «artera y sorpresivamente, con su anatomía de luchador de sumo» al periodista del oficialista Granma, Sigfredo Barros, en una de las oficinas del estadio Latinoamericano.
Barros murió en julio de 2021 a los 76 años tras un gradual deterioro de su salud.
«Valdés podría haber ido hasta preso si Sigfredo lo hubiera acusado. Simplemente porque no le gustó una apreciación del cronista expuesta tan sólo en una línea de su texto del día anterior sobre su faena arbitral, el energúmeno ejecutó su golpiza.», comentó Hernández.
En su nota de denuncia el experimentado cronista comentó que Valdés parecía gozar de impunidad tras los elogios públicos de Fidel Castro en mayo de 1999, luego de estrellar contra el césped a un anticastrista que se había lanzado al terreno en el estadio de los Orioles de Baltimore en el juego amistoso contra Cuba.
«Valdés se sentía impune. Lo cierto es que había igualado su marcador personal: había embestido a uno de la «mafia de Miami» y a otro del órgano oficial del PCC», ironizó Hernández quien reveló que el agresor había sido recibido secretamente por Castro tras su agresión al periodista cubano
«Una sanción que debió ser de por vida, le salió sólo en par de añitos, y volvió a montarse en los aviones con los boletos de la Asociación Internacional» comentó Hernández. Valdés nunca ha comentado de este encuentro con Castro que según Hernández le fue confirmado «por una fuente seria» ya fallecida.
«Y hoy, en su «resurrección», los desatinos están marcando un hito, ante la complacencia de colegas que le abren micrófonos y grabadoras para escucharle culpar a los demás a este protagonista de una página negra del llamado Circulo de Periodistas Deportivos de la UPEC, que a nadie parece importar», comentó finalmente en su Facebook.
Se desconoce si las autoridades cubanas decidirán remover del cargo a César Valdés en medio de la crisis actual del arbitraje y teniendo en cuenta la falta de autoridad moral en el responsable de imponer la ley y el orden luego de reavivarse el caso Sigfredo Barros.
Entretanto otros periodistas no ocultan su indignación con la reciente medida de sanciones anunciadas por la Comisión Nacional por recientes anomalías en el desarrollo de juegos de la 63 Serie Nacional.
«La Comisión Nacional de Béisbol (a la que pertenece Valdés) tendría que renunciar en pleno por verdaderamente faltar al más elemental sentido de la ética y por burlarse de una afición a la que se deben. «Son una verguenza», escribió el periodista Aliet Arzola.
