El periodista cubano Héctor Lázaro González Aguirre, quien sufre de insuficiencia renal crónica (IRC) desde 2018, llegó a Estados Unidos este lunes 4 de diciembre, luego de casi un mes de travesía migratoria desde la isla.
Así lo informó su amiga, la también periodista Mónica Baró, quien precisó que, “ante las dificultades para acceder a un visado humanitario que le permitiera viajar legalmente y con seguridad”, el joven comunicador “tomó esta difícil decisión para salvar su vida”.
“No tenía tiempo. En Cuba ya no le quedaba ninguna esperanza. Los médicos no podían hacer más por él”, añadió Baró antes de detallar que el también profesor universitario “hizo la travesía con un catéter al corazón, el número 24 que colocan en su cuerpo para hacerle diálisis, y con una infección”.
Según relató la también activista, su amigo “tuvo que hacerse diálisis en distintas clínicas que localizó en el camino y sacar fuerzas de lo más profundo del alma para avanzar”.
Además, como “él no tenía tiempo para esperar por una cita en México”, decidió atravesar la frontera sur de Estados Unidos, y, “de rodillas”, explicarle su situación a los guardias.
“Entró por San Diego, California, justo a la medianoche del 3 al 4 de diciembre, muy delicado de salud, con falta de aire, y todavía con infección”, añadió Baró.
“Primero lo llevaron a un centro de detención, lo examinó un médico, y al mediodía del 4 de diciembre lo trasladaron al Centro Regional Medical Center de San Diego, donde está hospitalizado ahora, con tratamiento de antibiótico en vena, y bajo evaluación de los médicos. Es posible que le cambien el catéter que tiene”, resumió.
La periodista explicó igualmente que a González Aguirre, de 40 años, “lo soltaron con I-220A (orden de libertad bajo palabra) y le dieron fecha de corte para 2027, pero ahora mismo su prioridad es recibir atención médica y salvar su vida”.
Asimismo, destacó que el dinero que ella misma ayudó a recaudar a través de la plataforma GoFundMe para su amigo obtuviera una visa humanitaria, “fue empleado casi en su totalidad en el pago de la travesía y de las diálisis que necesitó”.
“Héctor llegó como casi todos los migrantes, con la ropa que llevaba puesta, y no mucho más. Y el abrigo que tenía se le rompió brincando un muro. Se le enganchó con un alambre de púas”, acotó sobre alguien que lleva cinco años de lucha contra una IRC que no puede ser tratada en Cuba, por lo que hasta ahora su vida depende de un régimen sistemático de hemodiálisis.
Según dejó saber a Cubanet el propio González Aguirre cuando todavía estaba en Cuba, su mejor opción es un trasplante de riñón, “pero ese tipo de cirugía no se practica en la isla desde hace algún tiempo”.
