La diputada al Parlamento cubano Arelys Falcón, rectora de Ciencias Médicas de la Universidad de Cienfuegos, evitó responder a una pregunta de la prensa española sobre la necesidad de hablar de una transición democrática en Cuba.
“Estoy aquí en un viaje personal en una visita a mis amigos, y todas las opiniones que te he dado son personales. No realizo valoraciones como diputada de la Asamblea Nacional porque no es esa la motivación de mi viaje”, dijo la vicepresidenta de la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular a El Correo Gallego.
De viaje en Santiago de Compostela, Falcón se había mostrado muy elocuente durante la entrevista con el medio local cuando le preguntaron sobre el ascenso de gobierno progresistas en países de Latinoamérica, las diferencias de los modelos pedagógicos de España y Cuba y las relaciones comerciales entre el país ibérico y la isla.
Pero cuando la interrogaron sobre la situación interna en su país, la diputada se rehusó a responder y señaló que sus criterios eran personales, porque no se encontraba en un viaje oficial sino personal.
Ante la cuestión de si las autoridades cubanas tenían prevista una posible apertura a la participación de partidos de la oposición, la funcionaria aclaró que en Cuba hay un sólo partido, pero matizó que no decide la composición del Parlamento.
“La Asamblea es un órgano diverso en el que hay desde personas del ámbito religioso, amas de casa que no están afiliadas… Todos tienen la oportunidad, ya que el 50% de los escaños en nuestra Asamblea son delegados de base, personas del barrio que son propuestas por la gente y acepta la responsabilidad de representar a sus vecinos”, dijo Falcón.
Sobre la otra mitad de los diputados, afirmó que “no son delegados de base, pero están propuestos por organizaciones cívicas y de masas, en ningún caso las propuestas a la Asamblea Nacional son designadas por el Partido Comunista ni por sus juventudes.”
Varias organizaciones opositoras al gobierno de la isla han llamado al pueblo cubano a abstenerse de participar en los comicios del próximo 26 de marzo, que califican como una farsa electoral diseñada para mantener en el poder a la élite que gobierna a Cuba desde 1959.
