El 6 de febrero de 2025, un avión Cessna 208B Grand Caravan operado por Bering Air desapareció en Alaska mientras volaba de Unalakleet a Nome, llevando a bordo a nueve pasajeros y un piloto.

La aeronave, similar a la de la foto encima, perdió contacto con el radar y las comunicaciones aproximadamente a las 3:16 p.m., cuando se encontraba a unas 12 millas de la costa sobre el Norton Sound.

Las condiciones climáticas adversas, incluyendo nieve ligera y niebla, han dificultado las operaciones de búsqueda y rescate, que están siendo llevadas a cabo por el Departamento de Bomberos Voluntarios de Nome, la Guardia Nacional y la Guardia Costera de los Estados Unidos.
El reciente accidente aéreo en Alaska, donde una avioneta con 10 personas a bordo desapareció, ha vuelto a poner en el foco la seguridad de la aviación en Estados Unidos y las dificultades inherentes a la aviación en regiones remotas. Más del 80% de las comunidades en Alaska son inaccesibles por carretera, lo que convierte a las conexiones aéreas en una necesidad vital para el suministro de bienes esenciales como alimentos y combustible. Bering Air, la aerolínea involucrada en el incidente, opera vuelos a 32 comunidades en la región, desempeñando un papel crucial en la conectividad de estas áreas aisladas.
Este incidente se suma a una serie de accidentes aéreos recientes en Estados Unidos; especialmente al ocurrido el pasado 29 de enero de 2025, fecha en la que tuvo lugar una colisión fatal entre un avión de American Airlines y un helicóptero UH-60 Black Hawk cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Washington, D.C., que resultó en la muerte de 67 personas. Este trágico evento ha sido señalado como el desastre aéreo comercial más mortífero en el país desde 2001.
En respuesta a estos sucesos, el presidente Donald Trump ha criticado el sistema de control de tráfico aéreo de Estados Unidos, calificándolo de «obsoleto». Trump afirmó que, de haberse contado con un sistema más moderno, se podrían haber evitado tragedias como la colisión en Washington, ya que se habrían activado alarmas cuando el helicóptero Black Hawk se desvió de su curso.
El presidente anunció planes para desarrollar un nuevo sistema de control de tráfico aéreo completamente informatizado, en lugar de intentar renovar el sistema actual. Destacó que otros países cuentan con sistemas más avanzados y mencionó que incluso su jet privado utiliza un sistema extranjero al aterrizar, debido a que el sistema estadounidense es considerado obsoleto.
Trump expresó su intención de colaborar con el Congreso para acelerar la implementación de este nuevo sistema y mencionó la posibilidad de asociarse con el Departamento de Eficiencia Gubernamental, liderado por Elon Musk, para llevar a cabo estas mejoras. El objetivo es modernizar la infraestructura de control aéreo del país y prevenir futuros accidentes, indicó la agencia Reuters.
Sin embargo, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) ha revelado que, en el caso de la colisión en Washington, el sistema de vigilancia dependiente automática (ADS-B) del helicóptero Black Hawk estaba desactivado durante una misión de entrenamiento, lo que pudo haber contribuido al accidente. Las investigaciones preliminares sugieren que la causa principal podría estar relacionada con prácticas operativas más que con la obsolescencia del sistema de control aéreo.
El senador Ted Cruz, presidente del Comité de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado, reveló que el helicóptero Black Hawk tenía desactivado su sistema de vigilancia automática dependiente (ADS-B) durante una misión de entrenamiento. Este sistema proporciona información precisa sobre la ubicación y velocidad de las aeronaves, y su desactivación está permitida para vuelos militares. Cruz señaló: «Se trataba de una misión de entrenamiento, por lo que no había ninguna razón imperiosa de seguridad nacional para que el ADS-B estuviera apagado», dijo Cruz en declaraciones recogidas por CBS.
La NTSB y la Administración Federal de Aviación (FAA) están investigando ambos incidentes para determinar sus causas y prevenir futuros accidentes.
Sin embargo, la propia Administración Federal de Aviación (FAA) ha permitido desde 2018 que las aeronaves militares operen con el ADS-B desactivado; una práctica que ha sido cuestionada recientemente por la senadora Maria Cantwell, quien expresó su preocupación por las implicaciones de seguridad que conlleva.
Otro aspecto relevante es la congestión del espacio aéreo, especialmente en áreas como Washington D.C., la cual ha sido motivo de advertencias durante años. El Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, ubicado en una zona con espacio aéreo restringido y frecuentemente utilizado por aeronaves militares y civiles, presenta desafíos significativos para la gestión del tráfico aéreo y la reciente colisión ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad en este espacio aéreo tan concurrido.
En respuesta a estos eventos, la FAA ha impuesto restricciones adicionales a los vuelos de helicópteros alrededor del Aeropuerto Nacional Reagan y está revisando las operaciones en aeropuertos con altos volúmenes de tráfico mixto de helicópteros y aviones; medidas estas que buscan mitigar riesgos y mejorar la seguridad en el espacio aéreo.
En cuanto al accidente en Alaska, las autoridades continúan las labores de búsqueda y rescate para localizar la avioneta desaparecida. Las condiciones climáticas adversas y la lejanía de la región complican los esfuerzos, pero equipos de la Guardia Costera, la Guardia Nacional y otras agencias están colaborando en la operación.