A raíz del testimonio impactante de un migrante detenido, salen a la luz nuevas denuncias sobre condiciones inhumanas en el centro de detención Krome, ubicado en el suroeste de Miami‑Dade.
Salem Salem, un padre venezolano que esperaba su asilo desde hace una década, fue detenido por ICE en su cita migratoria el pasado 13 de mayo. Tras 22 interminables días en la cárcel de Krome, fue liberado bajo fianza esta semana. “Eso no lo aguanta un animal”, confesó a Noticias 23. Sus palabras descriptivas del lugar —espacio superpoblado, frío, olor nauseabundo, gente enferma junto a mosquitos— remiten a una pesadilla viviente.
Recientemente, en el patio de la prisión, los internos, entre ellos varios cubanos, organizaron un “SOS” visible para pedir ayuda, un gesto de desesperación que se repite en protestas documentadas en medios como CBS Miami. Según organizaciones, videos virales muestran migrantes durmiendo en el piso o en sillas, y quejas de hacinamiento extremo, mala higiene, falta de alimentos, y falta de atención médica.
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Para ICE, estas manifestaciones han sido “pacíficas” y sin uso de la fuerza, defendiendo que se garantiza “entornos seguros, protegidos y humanos”. Aseguran que no ha habido lesiones ni aislamiento, y que las operaciones administrativas continúan normales. Sin embargo, las voces que salen del interior y los datos independientes pintan una realidad distinta.
El Miami Herald recogía en otra nota el testimonio de una detenida hondureña, quien aseguró al medio que las trasladaban encadenadas en autobuses sin agua, comida ni baños adecuados, sometiéndolas a un régimen opresivo que incluía frío extremo y humillaciones, según señala también WLRN. Por si fuera poco, también se han reportado muertes dentro del centro en los últimos meses, lo que ha elevado la alarma de defensores y políticos.
En abril, la organización Americans for Immigrant Justice presentó un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, denunciando graves abusos donde señala: “Si estas fueran instalaciones para animales, las clausurarían por problemas sanitarios”.
En 2021, Freedom for Immigrants documentó, además, denuncias de racismo, asaltos sexuales, discriminación religiosa, negligencia médica, mala alimentación, y coacciones a migrantes negros para que firmaran documentos migratorios.
Las reacciones políticas han sido contundentes: la congresista Debbie Wasserman Schultz (FL‑25), junto a 47 congresistas demócratas, envió en abril de 2025 una carta a la secretaria del DHS exigiendo restablecer la supervisión interna y remitir responsabilidades por maltrato, incluso calificando Krome como un “campo de concentración” y subrayando varias muertes bajo custodia.
Los nuevos testimonios o datos diferenciados, de las fuentes citadas (CBS, WPTV, WLRN, NBC, etc.) refuerzan la gravedad del problema. Organizaciones, legisladores y organismos internacionales están demandando reformar urgentemente el sistema de detención migratoria en Florida, pues queda claro que el estándar legal de trato digno en Krome está muy lejos de cumplirse.
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