Muchos se preguntan cuántas vidas más deberán perderse en el Servicio Militar antes de que se tomen medidas reales en Cuba para garantizar la seguridad, la salud y la dignidad de quienes, obligados por ley, deben cumplir con el mandato.
Un joven de apenas 18 años, identificado como «Jardiel», y originario de la comunidad de La Salud, en el municipio Quivicán, provincia Mayabeque, falleció el pasado 19 de julio mientras cumplía con el Servicio Militar Activo en la unidad conocida como El Lombillo, en La Habana. La muerte ha generado profunda indignación entre familiares, amigos y activistas, quienes denuncian una grave negligencia por parte de las autoridades militares.
Según testimonios compartidos en redes sociales, el muchacho llevaba varios días aquejado de dolores y síntomas similares a una gripe. A pesar de sus reiteradas quejas, los oficiales a cargo ignoraron sus malestares y no lo remitieron a atención médica. Incluso, sus padres habrían solicitado llevárselo de la unidad al notar el deterioro de su salud, pero dicha petición fue negada por la cadena de mando. El joven falleció poco después. Su cuerpo fue entregado a la familia, que lo veló en su comunidad natal.
El caso, que aún no ha sido abordado por medios oficiales ni cuenta con pronunciamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ha despertado una oleada de rechazo hacia el Servicio Militar Obligatorio. En redes sociales, cubanos dentro y fuera del país han expresado su indignación por lo que consideran un patrón repetido de maltratos, condiciones inhumanas y negligencia en las filas militares.
“No es el primero, y mientras sigamos permitiéndolo, no será el último”, escribió un usuario en Facebook. Otros recordaron casos similares en los últimos meses, como los de Léster Álvarez, Nesky Gabriel Escalona y Adrían Rodríguez García, todos jóvenes que también perdieron la vida bajo circunstancias oscuras mientras servían en las FAR.
La muerte del joven de Quivicán vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de revisar las condiciones del Servicio Militar en Cuba, así como la falta de derechos para los conscriptos. Muchos se preguntan cuántas vidas más deberán perderse antes de que se tomen medidas reales para garantizar la seguridad, la salud y la dignidad de quienes, obligados por ley, deben cumplir con este servicio.
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