Manual de periodismo para Humberto López

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El vocero del gobierno cubano y miembro del Partido Comunista de Cuba, Humberto López, prácticamente ha pasado de simple periodista a medio de prensa oficial. Su privilegiado acceso a la información y el alcance de sus transmisiones le han hecho escalar posiciones y privilegios en el deprimido y centralizado modelo de comunicación en Cuba.

Desde su página de Facebook mostró las primeras imágenes de la partida hacia España de Yunior García, donde se veía al dramaturgo maleta en mano caminando por los espacios del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. Luego de eso, todos los medios que residen en la jungla de Internet tomarían de ahí las fotos para sus notas. Humberto había dado el famoso “palo periodístico”, el que todo el mundo busca y es difícil hallar en esta sociedad de la información. Pero lo había hecho a un costo muy elevado, muy poco ético también. Su exclusiva la acompañaba el sarcástico caption que por sí solo habría sido noticia sobre qué no debe hacerse en esta profesión:

 “Yunior no está…Yunior se fue…Yunior se escapa con su visaaa….lalalalala”.

Antes de continuar, permítanme decirles que para un periodista está prohibido pretender ser (o hacerse) gracioso con un hecho que no contiene ni la más mínima pizca de humor. No puede satirizarse una imagen que por controversial puede resultar hiriente, una imagen que define y caracteriza el estado de un país.

  1. No se puede jugar con los hechos, Humberto.

 Si bien a estas alturas estamos claros de que la imparcialidad y la subjetividad es poco más que una falacia aprendida en las escuelas de periodismo, por decencia y profesionalismo elemental, el periodista tiene que ser serio ante los hechos, no puede manipularlos arbitrariamente a su antojo.

Es evidente que el también director del programa Hacemos Cuba tiene acceso abierto a cuanta información secreta pueda circular por el país, él está probado y esa aprobación crece con cada emisión del noticiero estelar, donde interviene y manipula, precisamente, los hechos que ya dijimos es cuestión de ética presentarlos con el rigor que merecen. ¿De dónde sacó Humberto las fotos de Yunior marchando del país? Él sabe que todo buen periodista no debe revelar sus fuentes, pero a menos que haya postado de guardia en la Terminal 3, toda Cuba conoce también que las fotos fueron tomadas por las autoridades del aeropuerto y que llegaron a él gracias a ese gran poder que ha logrado conquistar.

Convertirse en una mala persona es una cruz para el buen periodismo. Más o menos así lo dijo Ryszard Kapuscinski, un clásico de este oficio, a quien probablemente no haya podido leer nuestro periodista oficial. Sin embargo, han llegado a él gracias a Facebook, varias cartas donde le hacen saber lo que sus actitudes (no aptitudes) periodísticas han calado en al menos una parte del pueblo cubano.

Inés Casal, intelectual y madre de un joven disidente le escribía así: “A usted se le nota, además, con ese falso histrionismo, que disfruta pensando en el probable terror que debe estar inspirando en abuelos y padres cuando lo escuchan. Precisamente ese es su objetivo fundamental: lograr que, con el miedo a los padres los hijos se callen”. Ha de ser muy triste para un profesional que su objetivo sea la mentira y el miedo.

2. “Para ser buen periodista, hay que ser buena persona”, Humberto

Mientras a Yunior García Aguilera, Sayli de Amarillo y otros representantes de Archipiélago le gritaban oprobios en sus residencias, los amenazaban con lincharlos si ponían un pie fuera de sus viviendas y les vomitaban todo el odio que pueda imaginarse, Humberto López, cual medio de prensa independiente al servicio del gobierno, se paseaba por las calles y transmitía en vivo diciendo que todo era tranquilidad y armonía. Como si hubiera planificado el guión perfecto, Humberto también entrevistaba por casualidad, a un vecino del líder disidente y el señor le decía todo lo que él esperaba escuchar.

Pero Humberto también se ha equivocado, llegó a “meter la pata” cuando sumido en la prepotencia y encarnando el personaje que entrega cada noche el NTV, filmaba una céntrica esquina de La Habana y la policía llegó a encararlo porque en Cuba, lo sabes, no se puede andar por ahí teléfono en mano grabando lo que sea. En Cuba no hay lo que se conoce en otros países como libertad de expresión y eso es un acto grave.

3. Un periodista no miente ni manipula, Humberto.

 La situación que intentaba maquillar se volvió contra él y tuvo que apurarse a pronunciar su nombre completo para que los agentes dieran un paso atrás y le mostraran el camino libre, una suerte que difícilmente habría tenido otro colega de un medio alternativo, por ejemplo.

Humberto López juega con la realidad de Cuba, la manipula y acomoda a su antojo, usa las libertades que le otorgan los decisores de información en este país y con todo ello intenta construir una realidad que en nada se parece a la que duele y acontece fuera del set de televisión, fuera del plano tomado con su teléfono celular.

Humberto no contextualiza lo que afirma, no entrevista a los verdaderos actores sociales, usa pruebas falsas, montajes y teje una dramaturgia exquisita que poco o nada se parece al periodismo real y que poco o nada se parece a la Cuba que realmente acontece. 

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