Le dan un año más a Elienay Estrada, madre cubana con I-220B y bebé ciudadana en EE.UU. Su caso recuerda al de Heidy Sánchez.
La cubana Elienay Estrada, madre de una bebé nacida en Estados Unidos, logró salir este lunes de su cita con Inmigración en Miramar, Florida, con una noticia que le devuelve el aliento: le concedieron una prórroga de un año, pese a tener una orden final de deportación bajo el formulario I-220B.
Visiblemente nerviosa, Elienay apenas podía hablar tras el encuentro. “Estaba bien nerviosa… pero logré salir”, dijo entre suspiros en un video difundido en redes sociales por el periodista de Telemundo51, Alexis Boentes. La cita, programada con apenas unas horas de antelación, generó una ola de preocupación, pues muchos temían que se repitiera la historia de Heidy Sánchez Tejeda, la cubana deportada en abril dejando a su hija amamantando en Tampa.
El caso de esta madre cubana, sin embargo, tuvo un desenlace distinto, al menos por ahora. Su abogado logró presentar una solicitud de prórroga (stay of removal), alegando que tiene una petición familiar pendiente presentada por su esposo, quien es residente permanente en EE.UU., y que su hija menor es ciudadana estadounidense. Estos elementos pesaron ante el criterio de las autoridades migratorias, que decidieron otorgarle un año más en el país.
El alivio, sin embargo, no es garantía de estabilidad. ICE puede convocarla en cualquier momento, y el proceso para reabrir su caso continúa siendo incierto y complejo. Durante este año, su equipo legal deberá demostrar que hay bases suficientes para evitar la ejecución de la deportación y avanzar hacia la regularización de su estatus.
El formulario I-220B, con el que llegó a EE.UU. tras pasar por el programa “Quédate en México”, representa una orden de supervisión con una orden final de remoción. Aunque miles de cubanos lo tienen, pocos han logrado revertir esa condición sin salir deportados.
Elienay no está sola. Su caso ha despertado solidaridad en redes sociales, y la experiencia vivida por otras madres como ella ha activado a una comunidad que ve con preocupación cómo se están aplicando políticas migratorias cada vez más duras, incluso para quienes tienen hijos nacidos en suelo estadounidense.
Por ahora, Elienay puede respirar. Pero el reloj vuelve a correr.
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