Hoy los cubanos han vuelto a congregarse en el Santuario Nacional de San Lázaro en El Rincón ubicado al sur de La Habana para celebrar a Babalú Ayé como se conoce en la religión yoruba. Le piden por ellos, por los suyos, por Cuba.
Como es habitual, desde este sábado cientos de cubanos salieron en masa hacia El Rincón junto a su familia, amigos o sencillamente acompañados por las personas que se encuentran en el camino. Devotos y otros no tanto, llegaron la celebración del santo patrono de los pobres y en la comunión todos son uno en sus plegarias, en sus rezos, en sus pedidos por la vida, la prosperidad, la salud.
Cada 17 de diciembre tiene una connotación especial pero en esta ocasión el simbolismo se incrementa por la grave situación que vive el país, marcada por la precariedad, el difícil acceso a alimentos imprescindibles, la ausencia de medicamentos y la migración que no tiene freno. La escena que protagonizan los fieles y en general los cubanos congregados alrededor de San Lázaro es la de un país roto cuyos habitantes buscan recuperar un poco de esperanza.
Cada devoto tiene su ritual en estos días previos a San Lázaro. Uno de ello es Lazarito, un cubano de 67 años que lleva arrastrando una piedra durante 37 para pagar la promesa que le hizo por su hija que no caminaba. La niña eventualmente caminó y el hombre cada año realiza su peregrinación hacia el santuario del Rincón para agradecer a San Lázaro.
El caso lo recoge el medio digital ADN Cuba que señala que el hombre cada año parte de su pueblo natal en Pinar del Río con la piedra y la promesa a cuestas.
Este es uno de los tantos casos de cubanos que han depositado en el Santo sus esperanzas. Lo cierto es que hoy El Rincón es más que nunca un refugio de miles de cubanos que van a venerar al viejo Lázaro en su día y le piden o le agradecen por lo que le ha hecho por ellos.
La fe religiosa, la fe en San Lázaro crece por día en Cuba y cada 17 de diciembre es un ejemplo de la comunión entre los cubanos y su fe, entre los cubanos y el santo patrono de los pobres.
